“Oiré a Dios para dirigir a Católicos”: Benedicto XVI
 

Vaticano. Benedicto XVI inició domingo formalmente su papado, extendiéndole su mano a los judíos, otros cristianos y "no creyentes", y pidiendo que oraran a cientos de miles de peregrinos y dignatarios que se congregaron en la Plaza de San Pedro, mientras asumía "esta enorme tarea".

El ex cardenal Joseph Ratzinger, quien ha sido celoso guardián de la ortodoxia de la Iglesia, dijo en la homilía de investidura que como Papa escuchará a la voluntad de Dios para liderar a los 1.100 millones de católicos de todo el mundo.

 

"Mi programa de guía no consistirá en hacer mi propia voluntad ni en defender mis propias ideas, sino en escuchar, junto con toda la Iglesia, a la palabra y la voluntad del Señor, en ser guiado por él de modo que él mismo dirija a la Iglesia en este momento de nuestra historia", dijo Benedicto en su homilía, leída en italiano.

Vestido con una túnica dorada y sujetando su báculo pastoral, Benedicto XVI comenzó la ceremonia mediante una procesión hasta la gruta de la Basílica de San Pedro, donde se cree que fue sepultado el apóstol Pedro, para rendir homenaje al primer Papa y bendecir su tumba con incienso, mientras un coro cantaba.

La Ceremonia de la Investidura fue cocelebrada por el cardenal chileno Jorge Medina, que proclamó al mundo el nombre de Benedicto XVI el martes pasado.

Bendición sacerdotal
Al finalizar la misa, Benedicto bendijo a la multitud que se había acercado a la Plaza de San Pedro, desde un vehículo blanco, descapotado, rodeado por guardaespaldas de civil. Los fieles se le acercaban y buscaban tomarle fotografías.

En uno de los momentos más simbólicos de la misa de dos horas, Benedicto recibió su Anillo del Pescador y un palio de lana, ambos símbolos de su autoridad papal.

El anillo lleva grabada una imagen de Pedro, quien extiende sus redes de pescador, y era usado tradicionalmente para lacrar las epístolas.
El palio, una estola de lana blanca y cinco cruces bordadas en hilo de seda, simboliza la misión del Papa como pastor a cargo de su rebaño. La prenda está ribeteada por tres alfileres de oro, que simbolizan los clavos de la cruz en que murió Jesús. El color rojo de las cruces representa la sangre de Cristo.

Benedicto, que se veía cansado y tosió varias veces, fue interrumpido por el aplauso de la multitud en varias oportunidades durante la homilía, especialmente cuando mencionó a su antecesor, Juan Pablo II.
"Y ahora, en este momento, como el humilde servidor de Dios que soy, debo asumir esta tarea enorme, que rebasa verdaderamente toda capacidad humana", dijo.

También citó la homilía inaugural de Juan Pablo II en 1978, cuando dijo, "¡No tengan miedo!"

En su homilía, Benedicto dijo que quería llegar a otros cristianos, enviándoles "saludos especiales", al igual que a los judíos "con quienes estamos unidos por una gran herencia espiritual compartida".
"Finalmente, como una ola que junta fuerzas, mis pensamientos van a todos los hombres y mujeres de hoy, a los creyentes y no creyentes por igual", sostuvo.

El Vaticano dijo que llegaron a la Plaza de San Pedro y sus alrededores unas 350.000 personas, y las fuerzas de protección civil indicaron que al menos otros 50.000 feligreses miraron la misa desde pantallas gigantes instaladas en las áreas aledañas.

Las autoridades estimaron que había unos 100.000 peregrinos de Alemania, el país de origen del Papa, además de dignatarios de 131 países.

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