En
su niñez soñó con ser saxofonista o piloto, pero
el destino lo hizo sacerdote.
Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga es ahora el primer
cardenal en la historia de Honduras y el segundo en Centroamérica.
También
fue secretario general y presidente del Consejo del Episcopado Latinoamericano,
Celam, el organismo que agrupa a las iglesias del hemisferio.
Es licenciado en filosofía y teología y estudió sicología
en Europa. Estudió música, canta, toca varios instrumentos
y habla ocho idiomas. Su familia lo llama "Oscarito".
Nació
en un hospital privado el 29 de diciembre de 1942 en el seno de una familia
de clase media alta. Su madre Raquel Maradiaga, que falleció en
1982, dedicó la vida de Óscar Andrés a la Virgen
María, tras un parto prematuro.
Su
padre Andrés Rodríguez Palacios era empresario y administraba
una de las pocas compañías de autobuses que operaba en Tegucigalpa
a principios del siglo pasado. Murió en 1962.
Su
abuelo paterno, Jesús María Rodríguez, se desempeñó
como ministro de Educación en los años 40 en Honduras, durante
la dictadura del ex general Tiburcio Carías Andino. "Mi padre
representaba la rectitud y el rigor en el hogar, y mi madre era una persona
piadosa que me inculcó el amor a Dios y al prójimo",
dijo el cardenal recientemente.
A
los 16 años ingresó a la comunidad salesiana como seminarista
en esta capital.
El cardenal toca numerosos instrumentos: guitarra, piano, batería,
acordeón y marimba.
Diario
La Prensa 17 de abril de 2005
Regresar
a nota principal
|