Panactual
Como
cualquier adolescente cubano de la década de 1940, Luis Clemente
Faustino Posada Carriles era aficionado a la caza, la pesca, la bebida
y el juego en su natal Cienfuegos, en la zona surcentral de Cuba.
Pero
con el correr de los años, una de sus pasiones juveniles le ayudó
a convertirse en un empleado confiable de la Agencia Central de Inteligencia
(CIA): la confección de artefactos explosivos rudimentarios.
Posada
Carriles, quien está preso en Panamá desde el pasado viernes
por sospechas de planear el asesinato del presidente Fidel Castro durante
la recién concluida Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y
de Gobierno, se unió a la CIA desde principios de 1961 y a partir
de entonces ha ido alimentando un voluminoso expediente de atentados directos
e indirectos contra el régimen cubano.
El
arresto de este hombre de 72 años de edad en un hotel en el este
de la capital panameña, con otros tres presuntos cómplices,
podría ser el inicio de un largo conflicto jurídico internacional,
ya que Cuba anunció que reclamará su repatriación
para juzgarle por múltiples atentados contra intereses y ciudadanos
cubanos que se le atribuyen como confiable elemento al servicio de la
CIA, que le entrenó en demolición y guerra de guerrillas.
A
pesar de su turbio y largo historial, la principal acusación de
Cuba contra Posada Carriles es como co-autor intelectual, junto al cubano
Orlando Bosch Avila (residente en Florida), de la explosión de
una aeronave de Cubana de Aviación que volaba entre Barbados y
La Habana el 6 de octubre de 1976, que dejó el saldo de 73 muertos.
EXPEDIENTE PELIGROSO
Nacido el 15 de febrero de 1928, Posada Carriles vivió en la ciudad
de Cienfuegos, donde cursó la enseñanza primaria en colegios
religiosos regidos por jesuitas y maristas y luego llevó los estudios
de secundaria de manera simultánea con los de químico azucarero
en un colegio de los religiosos dominicos.
Como
químico laboró brevemente en varias centrales azucareras
de Cienfuegos y después estableció un negocio de insecticidas.
"Desde
la adolescencia es aficionado a la caza y la pesca, la bebida y el juego,
la defensa personal y el uso de armas de fuego, así como a la confección
de artefactos explosivos rudimentarios", escribió el investigador
cubano Julio Lara Alonso, ya fallecido especialista del Laboratorio Central
de Criminalística del ministerio cubano del Interior (Minint),
en su libro "La verdad irrebatible sobre el crimen de Barbados".
Lara,
quien representó a Cuba en las investigaciones que el gobierno
barbadense realizó sobre el atentado contra la aerolínea,
hizo una minuciosa descripción sobre las actividades de Posada
Carriles, quien se casó aproximadamente en 1943 con Concepción
Castañeda en Cienfuegos, con quien no tuvo hijos y se divorció
luego de que logró viajar a Miami en 1961.
De
acuerdo con la investigación, Posada Carriles vivió en La
Habana a partir de 1954 y al año siguiente es contratado como empleado
de confianza en la transnacional norteamericana Firestone. Durante varios
años mantuvo relaciones con políticos afines al régimen
dictatorial de Fulgencio Batista, derrocado el primero de enero de 1959,
cuando triunfó la Revolución encabezada por Castro.
En
ese momento, se desempeñaba como "viajante" de la compañía
estadounidense para América Latina, hasta que en 1960 se asiló
en la embajada de Argentina en esta capital, alegando ser un perseguido
político.
El
25 de febrero de 1961 viajó con salvoconducto a Miami y una semana
después se vinculó con las organizaciones contrarrevolucionarias
que, en abril de ese mismo año, atacaron Cuba con la frustrada
invasión que la CIA lanzó por Playa Girón, en la
zona sur de la centro-occidental provincia de Matanzas.
Su
trabajo fue ayudar a instruir a los elementos que en Guatemala se preparaban
a integrar los equipos de infiltración y sabotajes a territorio
cubano en Bahía de Cochinos, aunque eludió participar directamente
en el operativo.
"Una
semana después de haber abandonado Cuba-relató Lara-es detectado
ya en las bases de entrenamiento (en Guatemala) de los mercenarios que
atacarían" por Playa Girón desde Puerto Cabezas, Nicaragua,
"pero hábilmente elude enrolarse en esta aventura. Había
salido recientemente de nuestro país y conocía lo que le
esperaba a los mercenarios en cuanto desembarcaran" en esta nación.
Con
el transcurso de los años, Posada Carriles consolidó sus
lazos con la CIA. En 1963, junto a otro anticastrista agente de la CIA,
identificado como José Benítez Grass, "impartió
clases marítimas como agente oficial de ese organismo de inteligencia.
Se había convertido en operador de balsas de goma y motores silenciosos
para atacar 'punitivamente' a Cuba y pertenecía, también,
a los 'rangers' del ejército norteamericano", agregó
el investigador en su documentado libro. La CIA le adiestró en
la base militar de Fort Benning, Georgia.
De
acuerdo con los datos, Posada Carriles fue colocado por la CIA en 1964
en un campamento en Tampa, Florida, por sus conocimientos y experiencia
en explosivos y demoliciones para que entrenara a fuerzas contrarrevolucionarias.
En
octubre de 1967, la CIA le trasladó a Venezuela, para "utilizarlo"
en esa región de América Latina como parte de la ininterrumpida
hostilidad contra Cuba. Allí se incorporó a la Dirección
de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP)-conocida
como la policía venezolana-para asumir la jefatura de la brigada
de explosivos y, bajo el seudónimo de "Comisario Basilio",
desplegó una serie de acciones de represión a grupos "progresistas"
venezolanos y latinoamericanos.
COBERTURA EMPRESARIAL
En 1971, aprovechando un viaje de Castro a Chile, Perú y Ecuador,
movilizó a otros sectores anticastristas para tratar de asesinar
al gobernante. Las autoridades cubanas confirmaron su participación
directa o indirecta en atentados terroristas ocurridos en el decenio de
1970 en varios naciones latinoamericanas o en Europa, como la detonación
de una bomba contra la Embajada de Cuba en Portugal el 22 de abril de
1976. A partir de junio de 1975, Posada Carriles actuó protegido
en la cobertura de supuesto Director de la Empresa de Investigaciones
Comerciales e Industriales CA (ICICA), de Caracas.
Cuando
se registró el estallido en el aire de la nave de Cubana de Aviación,
las sospechas pronto cayeron sobre Posada Carriles, quien aprovechó
su "afición por los explosivos y la experiencia adquirida
en su trabajo con la CIA", para entrenar a un venezolano, identificado
como Hernán Ricardo Lozano, "en la técnica y dominio
de esa materia", según Lara.
Pocos
días después del atentado, Ricardo y otro venezolano, Freddy
Lugo, fueron detenidos en Trinidad y Tobago como autores materiales del
atentado que provocó la muerte de 73 personas. Igual sucedió
en Caracas con Posada Carriles y Bosch Avila, quienes permanecieron detenidos
varios años en ese país. (Bosch logró refugiarse
en Florida)
Posada
Carriles pasó nueve años en una prisión venezolana
antes de fugarse en 1985. Tras pasar por varios países centroamericanos,
se estableció en El Salvador, donde formó parte de la red
de tráfico de armas para la "contra" nicaragüense
que, financiada por Estados Unidos y controlada desde Washington, combatió
al Frente Sandinista de Liberación Nacional que gobernó
en Nicaragua de 1979 a 1990.
El
gobierno cubano ha dicho que desde 1994, ha tratado de ejecutar varios
atentados contra Castro durante las cumbres iberoamericanas.
En
una entrevista con el diario The New York Times a mediados de 1998, describió
los detalles de las ayudas financieras de la Fundación Nacional
Cubano-Americana (FNCA)-considerada como el más poderoso grupo
anticastrista--y del ya fallecido líder de esa agrupación,
el cubano Jorge Mas Canosa, para lanzar una ola de atentados terroristas
que sacudió al sector turístico de Cuba de abril a septiembre
de 1997. La FNCA ha rechazado las acusaciones.
Posada
declaró luego haber mentido al diario neoyorkino y alegó
que lo hizo para despistar sobre los verdaderos financistas de sus operaciones.
Ricardo Mas Canosa, hermano del dirigente de FNCA, declaró en agosto
de 1998 que su hermano pagó para que Posada huyera en 1985 de una
cárcel venezolana, donde fue recluido luego del atentado en Barbados.
TIEMPO
DE ADOLESCENTE
Investigadores y analistas cubanos han dicho que la vieja pasión
juvenil de Posada Carriles de dedicarse a la confección de artefactos
explosivos rudimentarios, le ayudó a aprender con más facilidad
las enseñanzas de la CIA, que en varias oportunidades le catalogó
como un hombre "confiable".
Por
eso, y como recordando sus rudimentarias aficiones de adolescente en su
natal Cienfuegos, este controversial personaje también conocido
como "Bambi" en algunos círculos del anticastrismo, ha
relatado en distintas ocasiones que la CIA "nos enseñó
de todo", desde cometer asesinatos hasta preparar explosivos y bombas.
|