En Honduras, no es la excepción en los últimos años
una media docena de periodistas han sido llevados a los tribunales
de justicia por publicaciones que tocan intereses de altos personajes
políticos y públicos. El último fue la acusación
en contra del director y jefe de redacción de Diario La Prensa,
Nelson Fernández y Luis Fuentes, respectivamente.
La
querella entablada en los tribunales se desestimó luego que
los comunicadores sociales pidieran disculpas a la magistrada María
Elena Matute, a quien en una nota periodística del citado
rotativo se le mencionada de haber negociado su cargo en el Poder
Judicial para no inhabilitar a su cuñado que aspira a un
cargo de elección popular.
Libertad
condicionada
Para
el comisionado de los derechos humanos, Ramón Custodio, La
libertad de expresión en este país siempre ha sido
una libertad condicionada, limitada, tergiversada y hasta ejercer
el derecho ha sido un reto para los comunicadores sociales.
“Ahora
podemos decir que en ciertos medios hay más libertad de prensa
y esto depende de los dueños y de los clientes que a veces
imponen limitaciones a la libertad de expresión”, dijo
el ombusman en una entrevista a PROCESO DIGITAL.
Señaló
que pese a las limitaciones que todavía existen, en este
momento ha mejorado la situación, hay un poco más
de tolerancia en el país, pero todavía hay periodistas
que son perseguidos y no se les dan las oportunidades que se merecen
y otros que son despedidos cuando ejercen la libertad de acuerdo
a su ética.
Otro
aspecto que es criticado por Custodio es el uso abusivo de las cadenas
de radio y televisión por parte del Ejecutivo y del presidente
del Congreso Nacional Porfirio Lobo Sosa, aspirante a la presidencia
de la República.
“La
cadena nacional irrespeta el derecho a seleccionar lo que yo quiero
ver, si hay cadena nacional deben limitarla a temas de emergencia
nacional, y no para estar anunciando cosas del circo político”,
cuestionó.
Situación
mundial
La
situación alrededor del mundo, no es diferente. Según
la organización Reporteros sin Fronteras, en 2004 mataron
a 53 periodistas, en el cumplimiento de su trabajo o por haber expresado
sus opiniones. Una cifra que no era tan elevada desde 1995 y el
período negro del islamismo radical argelino, que costó
la vida a más de medio centenar de profesionales de la información,
en menos de dos años.
Irak
sigue siendo el país más peligroso del mundo para
los periodistas : 19 de ellos encontraron allí la muerte
en 2004, y secuestraron a más de quince. Uno de esos secuestros
tuvo un final trágico.
El
reportero italiano Enzo Baldoni fue ejecutado por unos miembros
del Ejército Islámico de Irak en la noche del 26 al
27 de agosto. Inmediatamente se levantó un clamor en toda
Italia, acusando al gobierno de no haber hecho todo lo que podía,
para impedir el drama. ¿Había que ceder al chantaje
de los secuestradores que pedían a las autoridades italianas
que retiraran sus tropas de Irak ? ¿Roma se tomó lo
suficientemente en serio el ultimátum del grupo extremista
? Una comisión parlamentaria debería responder a todo
esto, en 2005. Pero Irak no es el único terreno minado para
los periodistas. En Asia cayeron 16 reporteros en 2004. Todos, o
casi todos, asesinados por sus posiciones. Denunciar la corrupción
de los cargos públicos, o investigar sobre la gran criminalidad,
ha resultado fatal para algunos periodistas de Bangladesh, Filipinas
y Sri Lanka. En el otro extremo del planeta, en el continente americano,
la violencia dio un paso adelante. A los narcotraficantes, y a las
élites políticas corruptas, no les gusta nada verse
cuestionados en la prensa. En Brasil, Colombia, México, Nicaragua
y Perú, algunos periodistas lo pagaron con su vida.
Y
luego está Africa, donde el asesinato en diciembre del corresponsal
gambiano de Reporteros sin Fronteras vino tristemente a recordar
que el continente continúa siendo víctima de una violencia
repentina e imprevisible. Desde la creación de Reporteros
sin Fronteras, en 1985, ha sido la primera vez que asesinan a un
corresponsal de la organización. Inmediatamente acudió
una delegación al lugar de los hechos, para efectuar una
investigación y seguir atentamente la de la policía.
Resulta muy difícil no ver la mano del poder tras este drama.
Deyda Hydara era uno de esos infatigables periodistas independientes
que a veces uno encuentra en tierras africanas. Siempre denunció
los abusos de los dirigentes de su país, con valentía
y sin animosidad personal.
En Costa Rica, Costa de Marfil, Nicaragua, Perú, Filipinas
y otros lugares, algunos asesinos de periodistas fueron condenados,
o detenidos e inculpados. Ciertamente, está aun muy lejos,
de ser suficiente. Pero la multiplicación de estas condenas
también contribuirá a aislar aun más a aquellos
para quienes justicia rima con olvido y vasallaje al poder, por
ejemplo en Burkina Faso o en Bielorrusia.
¡Silencio
! Se encarcela
Asesinar
a un periodista no es la única forma de silenciar las voces
discordantes que resuenan con fuerza en los oídos de los
dirigentes más autoritarios. A fecha 1 de enero de 2005,
107 profesionales de la información estaban privados de libertad.
En Asia, el trágico inmovilismo de las viejas dictaduras
impide cualquier avance democrático. China sigue siendo la
mayor cárcel del mundo para los periodistas, con 26 detenidos.
Sin embargo, el liberalismo económico y la inevitable apertura
del país al mundo exterior, deberían tener repercusiones
positivas en la libertad de expresión. Por otra parte, son
muy pocos los medios de comunicación que intentan alzarse
contra la censura, y abordar temas tabúes. Pero la represión
no deja de aumentar, e inmediatamente pagan el precio de su "impertinencia".
En Birmania y Vietnam también hay periodistas que llevan
encarcelados varios años. En Cuba, es una buena noticia la
liberación en 2004 del célebre poeta Raúl Rivero
y otros seis periodistas. Pero, dos años después de
la "primavera negra" de marzo de 2003, la isla sigue siendo
uno de los pocos países del mundo en que la información
es monopolio del Estado, y 22 profesionales de los medios de comunicación
continúan esperando su libertad.
|