Como en una replica del partido anterior, Olimpia fue amo y señor
del partido con mayor posesión del balón, pero sin
provocar mayores peligros a la meta de González.
Los
hombres de blanco insistían en horadar la portería
verde, pero sin obtener los mejores resultados, hasta que a los
ocho minutos, un centro de Danilo Turcios encontró en la
cabeza de Juan Manuel Cárcamo la mejor excusa para convertirse
en gol, ante un guardameta Gonzáles mal ubicado.
Después
de la ventaja, los albos cedieron la iniciativa a los de verde,
que hasta ese momento, encontraban en Genovese la única alternativa
para rescatar un partido que se miraba muy difícil por la
forma en que el “Monstruo” estaba jugando.
Cabecita
levantada, pausa incluida, Genovese, el grandote argentino era el
único capaz de dar apenas algunas luces de claridad a un
equipo sin ideas.
Pero
fue hasta a los 35 minutos que el “Monstruo” encontró
soluciones a sus problemas, después de un centro de Mauricio
Sabillón que dio en la mano de Figueroa, y el central guatemalteco,
Batres, no dudo en señalar la falta penal a favor de los
verdes.
Una
vez mas, como en el estadio Olímpico de San pedro Sula, “Tyson”,
de pierna derecha venció a Donis Escober y se decretó
el empate.
Clara
oportunidad
A
los 47 minutos, los aficionados blancos se levantaron de sus asientos
después de que un cabezazo de Turcios terminara su corto
viaje en las redes pero por la parte de afuera, lo que provocó
que de las gradas se desparramara ese grito generalizado que lleva
implícito el sello de medio gol.
Con
el marcador igualado, Maratón tomó la iniciativa del
partido, lo que hacia presagiar un final de terror para los olimpistas.
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En
los primeros minutos del segundo tiempo por poco “Tyson”
consigue el segundo gol del Maratón. Si a esto le sumamos
la justa expulsión de Dany a los 10 minutos del segundo
tiempo por entrarle con todo a Sabillón, el panorama
se miraba cada vez mas oscuro para los merengues. |
Con
la expulsión, el entrenador blanco, Nahún Espinoza
repitió otra vez el experimento y sacrifico a Velásquez
para darle paso a Bonilla, con lo que los merengues del Olimpia
ganaban mayor recuperación del balón.
Después
de ese movimiento táctico, todo indicaba que sería
un empate hasta que apareció una luz en la oscuridad después
de un centro de Palacios, Tóselo cabeceó y el meta
verdolaga se luce, el rebote queda en la prodigiosa izquierda del
sudamericano que la manda al fondo para el dos por uno a favor de
los olimpista. El estadio se volvió una locura.
La
desesperación
Tras
el gol, la desesperación empezó a notarse en el banquillo
del Maratón. El entrenador verdolaga, Nicolás Suazo,
que vestía de amarillo y negro, no se cansaba de dar indicaciones
a sus dirigidos.
Sin
embargo, los gritos de Nicolás se ahogaron en la euforia
olimpista y de nada sirvieron por que al final Olimpia se quedó
con la copa, en un partido que en el que más que buen fútbol
se vio la entrega de los futbolistas.
Al
término del encuentro, las lágrimas de los técnicos
fueron la escena que causó diferentes sensaciones y emociones
en los presentes que disfrutaron de un torneo que no ofreció
los mejores espectáculos, pero que al final concluyó
con la revancha de los merengues sobre los verdolagas.
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