ETNIAS
Agentes de la DGIC investigan abusos contra tribus Xicaques
   
  • Un contingente viajó a la montaña de La Flor para realizar las indagaciones.

05 de julio de 2005

Tegucigalpa. Un contingente de agentes de la Dirección General de Investigación Criminal (DGIC) se desplazó hoy a la montaña de La Flor, a unos 150 kilómetros de la capital, para investigar las denuncias de abusos en contra de las tribus xicaques que habitan esa región del país.


La fiscal especial de las Etnias y el Patrimonio Cultural, Yani del Cid, informó que los agentes concretamente investigarán los asesinatos de varios líderes tribales, el último de ellos el del dirigente Teodoro Martínez, así como las usurpaciones de tierras de que son objeto por parte de terratenientes.

Se calcula que unos 20 mil Xicaques o Tolupanes habitan entre los departamentos de Francisco Morazán y Yoro. Viven en condiciones de extrema pobreza y enfrentan problemas de posesión de sus tierras ancestrales, que son motivo de disputa, especialmente con traficantes de madera, resina y otros derivados del bosque.

En la última década los organismos humanitarios y las organizaciones étnicas han denunciado los asesinatos de al menos una veintena de líderes indígenas, en su mayoría tolupanes que se han resistido a ceder sus dominios territoriales.

La fiscal del Cid dijo que los agentes de la DGIC permanecerán en la zona de la Montaña de la Flor por un espacio de cinco días que pudieran prolongarse en caso de ser necesario.

Agregó que existen al menos 10 requerimientos fiscales relacionados con usurpaciones de tierras pero los mismos se han detenido por falta de elementos probatorios.

La funcionaria añadió que se espera que con las diligencias investigativas que se inician hoy la Fiscalía logre reunir las pruebas que sustenten los hechos y acusaciones en contra de los violadores de los derechos de los indígenas.

En Honduras habitan ocho grupos étnicos culturalmente diferenciados y todos han sido víctimas del olvido y el marginamiento por parte de las autoridades centrales.

Para ser escuchados los indígenas iniciaron en 1994 la primera de varias peregrinaciones y marchas desde sus comunidades hasta Tegucigalpa, la capital hondureña, y aunque las mismas les han valido alguna mejoría en sus condiciones de vida, los logros alcanzados no son los suficientes para lograr los estándares mínimos de dignidad humana.

A mediados del año pasado, el actual gobierno abrió en la zona de la montaña de La Flor, una posta policial y asignó varios agentes para dar seguridad a los pobladores de la zona, ante los asaltos y amenazas de que son objeto por extraños que llegan a despojarlos de sus pocas pertenencias.

 
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