Albertina
es una de las seis
mujeres hondureñas postulada para recibir el Nóbel
de la Paz de forma colectiva en este año y la selección
obedece, en cada uno de los casos, a la lucha contra la violencia,
la guerra y la injusticia.
Albertina es en la esfera de sus luchas por los pobres y en especial
por los indígenas de la Paz, una mujer que pocos conocen,
sus apariciones mediáticas son mínimas, quizás
inexistentes; pero sus esfuerzos y luchas por las etnias son tan
grandes que sus huellas son visibles en comunidades remotas, donde
cada día ella planta la semilla de la esperanza.

Los lencas es una de las etnias de Honduras que
han sufrido el olvido y la discriminación. |
Luego
de conocerse su postulación, auspiciada por la iniciativa
Mil
Mujeres por el premio Nóbel de la Paz, conversamos
con Albertina para conocer un poco más de sus pensamientos,
inquietudes, esperanzas y desencantos y esta es la entrevista
concedida a PROCESO DIGITAL. |
Proceso
Digital: ¿Cómo recibió la noticia
de la postulación para el Nóbel de la Paz?
Albertina
García: Una sorpresa agradabilísima, pero
la verdad inesperada porque el trabajo ha sido de tantos años,
al lado de la gente más desposeída, pero a la vez
nuestra labor ha sido silenciosa.
PD:
¿Le parece si nos cuenta de los inicios en sus luchas?
AG:
Bueno, mi trabajo se inicia cuando apenas cumplí 14 años,
con grupos juveniles de la Iglesia, junto al padre Iván Betancourt
con quien organizamos grupos de jóvenes lencas para mejorar
niveles educativos y culturales. Intentamos y , con bastante éxito,
ayudar a muchos muchachos y muchachas que lograron superarse.
PD:
¿y luego de eso?
AG:
Me involucre con la Unión de Trabajadores del Campo, como
miembro de base y desde esa trinchera luché junto a otros
compañeros y compañeras en la organización
de empresas y asociaciones campesinas, muchos lencas de la sierra
lograron constituir sus pequeñas empresitas.
PD:
Cuéntenos de su trabajo junto a grupos de jóvenes
indígenas
AG:
Bueno, este es un amor imposible de dejar, creo que nunca dejaré
de trabajar al lado de los muchachos, especialmente allá
en mi pueblo natal, en Cabañas, donde desde hace varios años
y junto a la Iglesia Católica hemos organizado y motivado
a la juventud para volverla participativa, protagonista activa de
su destino.
Una
experiencia importante es la vivida con el grupo de Planes, un pequeño
poblado de Cabañas, donde los jóvenes ya cuentan con
una tienda de consumo, energía solar, sede y un centro de
comunicación.
De
este grupo de muchachos han surgido líderes políticos
y comunales. El resultado del esfuerzo ya deja ver sus frutos.
PD:
Con la Organización Indígena Lenca, (ONIL) ¿cuándo
inicia su relación?
AG:
Desde que la organización se fundó y hace más
de siete años que estoy completamente dedicada a trabajar
por nuestras raíces, es como una urgencia que ya no permite
demora. Se trata de buscar el desarrollo para salvar nuestra etnia.
Y
es que aquí a nuestros pueblos vienen tantos grupos y solo
se sirven de nuestra pobreza para luego regresar con sus proyectos,
venderlos en los medios de comunicación y con los cooperantes
y nosotros, nuestros niños, nuestra gente sigue sin recibir
ayuda, sin recibir auxilio, muriéndose poco a poco mientras
otros hacen negocio con nuestro dolor.
PD:
Explíqueme un poco a que se refiere…
AG:
Mire, es fácil de entender, aquí llegan muchos que
dicen que vienen a ayudarnos, pero luego se van y un tiempo después
aparecen estudios, acuerdos y un sin fin de documentos en los que
solo se utilizan a los indígenas y su dolor y su miseria.
Estas
gentes o grupos hacen millones, hacen mucho dinero y aquí
a nuestros pueblos no llega ningún beneficio, únicamente
nos queda la sorpresa de lo que escuchamos en la radio o leemos
en los periódicos sin entender porque….
Este
es un tema duro ante el que yo me revelo y por eso he decidido con
ONIL y con los indígenas, continuar la lucha, algo hemos
avanzado….
PG:
¿En qué sentido van esos avances?
AG:
Pues los logros
son bastantes pero pocos para todas las necesidades que tenemos.
Pero la parte organizativa y la creación y manejo de las
cajas rurales como un medio para financiar pequeñas empresas
agrícolas y artesanales es importantísimo.
Hemos
constituido una especie de brazo técnico, agrupado en una
cooperativa en la que ya podemos hablar de, al menos, 400 cajas
rurales de diversos niveles y con avances significativos.
Tenemos
grupos lencas que exportan sus productos agrícolas y avanzan
en sus sistemas de comercialización. Pero el fondo de la
importancia del tema es que esto redunda en mejoras en viviendas,
caminos, salud; en sí, el nivel de la calidad de vida de
los más pobres de los pobres.
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De
izquierda a derecha, las cinco nominadas al Nóbel Istmania
Pineda, María Ester Ruiz, Bertha Oliva, Albertina García
y Reyna Cálix . No aparece Leticia Oyuela otra de las
nominadas. |
PD:
¿Un momento especial en su trabajo con las etnias?
AG:
El día en que visité a una indígena que acababa
de parir su séptimo hijo, en una casita de zacate, rodeada
de todos sus pequeños hijos; allá en Tierra Colorada,
Yarula. Esa mujer reflejaba el dolor de todas las madres lencas.
Luego de unos meses pudimos hacerle su casita digna, junto a un
grupo de voluntarios y cooperantes. Ella es para mí como
un símbolo de esperanza.
PD:
¿Qué piensa de las mujeres que junto a usted son postuladas
para el premio Nóbel?
AG:
Como le dije al inicio es una satisfacción. Le confieso que
me encantaría ganármelo porque se imagina usted todo
lo que yo podría hacer con ese dinero por los lencas de la
Sierra?
Bueno,
pero igual todas las postuladas somos mujeres de lucha y de fe.
La mayoría somos desconocidas; somos mujeres humildes que
únicamente damos lo mejor de nosotras por los que más
lo necesitan sin buscar protagonismo.
PD:
La pobreza material en la que viven los lencas también ha
repercutido en la perdida de su cultura. ¿Se hace algo en
este sentido?
AG:
Claro que si, mire, yo tengo una recopilación de vocablos
bastante importante para intentar reconstruir nuestra lengua. Y
también hemos revivido las tradiciones perdidas, las prehispánicas,
las puramente autóctonas.
Santa
Elena, Yarula, San José, Guajiquiro, Cabañas, Opatoro,
Santa Ana, Tutule, Santa María y Santiago de Puringla, entre
otros poblados, tienen mucho que cuidar y en cada uno de ellos se
ha logrado rescatar bastante tradición y cultura.
PD:
¿El amor de su vida?
AG:
Dios, mi familia y mi pueblo.
PD: ¿Hijos?
AG: Cinco
PD: ¿Un libro?
AG: “El poder del pensamiento tenaz”
de Norman Vicent.
PG: ¿Religión?
AG:
Católica
PD:
¿Un personaje?
AG:
Ramón Custodio, porque dio la cara en los momentos más
difíciles del país. También admiro al cardenal
Oscar Andrés Rodríguez y al padre Andrés Tamayo.
PD: ¿Un sueño?
AG:
Ganar el Premio Nóbel e invertirlo en ayudar a los más
necesitados.
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