NUEVA POLÉMICA
Controversia por “call center”
de “Pepe” Lobo
   
  • Dirigencia liberal denuncia que los centros de llamadas son utilizadas por los nacionalistas para denigrar a su candidato

  • Presidenciales se enfrascan en una nueva controversia y olvidan el desempleo, la inseguridad y la pobreza

05 de agosto de 2005

Tegucigalpa - A menos de un mes para que formalmente inicie la campaña política de cara a las elecciones generales en noviembre próximo, la efervescencia y el calentamiento de la temperatura política desata cada vez nuevas pasiones, especialmente entre los tradicionales adversarios nacionalistas y liberales.


La campaña avizora que mantendrá el tono áspero y hasta grosero que la ha caracterizado en las últimas semanas, luego de los ataque personales y subidos de tono entre los presidenciales Manuel Zelaya Rosales y Porfirio Lobo Sosa, quienes llegaron a ligar a parientes cercanos de uno y otro con asesinatos en masa, excomulgaciones y narcotráfico, entre otras sarta de acusaciones graves y mutuas.

Pese a que ambos líderes hablan de propuestas y una campaña de ética la polarización y la agonía de los escasos meses que quedan, antes de definir la elección presidencial, los mantiene tensos y sus equipos estratégicos poco o nada hacen para bajar las aguas.

En medio de las agresiones verbales, un nuevo tema ha surgido a la luz de los medios de comunicación, que si bien es una herramienta de mercadeo ampliamente utilizada internacionalmente, en Honduras ha logrado despertar discusiones que ponen en duda su legalidad y validez ética.

Se trata de los centros de llamadas o como les llaman los políticos criollos en una graciosa pronunciación del inglés los “call center”.

La nueva cúpula liberal, encabezada por su presidenta Patricia Rodas, denunció la existencia de uno o varios “call center” que son utilizados, según dijo, para denigrar al candidato Manuel Zelaya y que son pagados con dineros del erario público.

La posición de Rodas es reforzada por las opiniones de Enrique Flores y Milton Jiménez, dos abogados que junto al ex fiscal general, Osmundo Orellana, han salido en las últimas horas a los medios de comunicación para sustentar y reforzar esa tesis.

El tema llegó al punto más álgido cuando el propio candidato Manuel Zelaya llegó a las instalaciones físicas de un “call center”, que, según reconoció el candidato nacionalista Porfirio Lobo, pertenece a su campaña política y “se usa para hacer consultas de opinión pública y mediciones” relacionadas con su candidatura.

También el Ministerio Público a través de un fiscal especial en temas electorales se hizo presente en la escena para conocer detalles que por ahora no se han revelado a los medios de prensa.

Pugilato verbal
Pero por varias horas, los principales noticieros y la prensa en general se han centrado en un “dime que te diré” que nuevamente han protagonizado los presidenciables y sus equipos más altos.

Las acusaciones y contra acusaciones entre las principales figuras de azules y rojos hacen que las apreciaciones del candidato presidencial del Partido de Innovación y Unidad (PINU), Carlos Sosa, recobren vigencia, cuando atribuye el nivel del discursos de ambos aspirantes a la “ruralización” de la política criolla.

Según el aspirante pinuista, a la primera magistratura del país, tanto Manuel Zelaya como Porfirio Lobo, dos hondureños originarios del departamento de Olancho, solo materializan las repercusiones propias de más migraciones del campo a la urbanidad.

Las discusiones sobre los “call center” han dejado nuevamente un sabor amargo en el paladar de los electores que aún no escuchan propuestas concretas en temas actuales y de primer orden.

Los presidenciables y sus cercanos colaboradores preocupados por el tema de los “call center” han olvidado el alto déficit habitacional, que supera el medio millón de viviendas; la crisis sanitaria, que desata un recrudecimiento del dengue en gran parte del país; la seguridad ciudadana, que cada día cobra víctimas inocentes o el desempleo que mantiene en aprietos a millares de hogares, entre otros temas no menos urgentes e importantes para los hondureños.