Miles de jóvenes alemanes dan bienvenida al Papa
   
18 de agosto de 2005

Alemania - Varios cientos de miles de jóvenes de los cinco continentes dieron hoy la bienvenida a Benedicto XVI a Colonia en una vistosa y festiva ceremonia que se desarrolló en el río Rin y en la catedral y durante la cual el Papa les dijo que la felicidad que buscan solo la encontrarán en Cristo, "que no quita nada".


"Queridos jóvenes, la felicidad que buscáis, la felicidad a la que tenéis derecho a saborear, tiene un nombre, un rostro: el de Jesús de Nazaré. Sólo El da plenitud de vida a la humanidad. Quien deja entrar a Cristo en su vida no pierde nada, absolutamente nada de lo que hace la vida bella, libre y grande", dijo el Pontífice.

El Obispo de Roma fue más allá y agregó: "estad plenamente convencidos, Cristo no quita nada de lo hermoso y grande que hay en vosotros, sino que lleva todo a la perfección para la gloria de Dios, la felicidad de los hombres y la salvación del mundo".

Contento, satisfecho de estar en su tierra natal y en medio de los centinelas del futuro, como llamaba Juan Pablo II a los jóvenes, el Papa acudió a su primera cita con los muchachos asistentes a esta XX Jornada Mundial en barco.

Tras abandonar el arzobispado, que es donde se aloja en estos cuatro días de viaje, se trasladó al muelle de Rodenkirchenbrucke, donde embarcó en la nave "Rhein Energie", en la que recorrió diez kilómetros del Rin, el gran río que baña la ciudad.

Para garantizar la seguridad del viaje, 300 buzos rastrearon el río en estos días y numerosas lanchas de la policía surcaron hoy las aguas con agentes armados.

El barco en que viajó el Papa fue escoltado por otros cinco, que representaban los cinco continentes.

Benedicto XVI se colocó en el puente de proa, junto a sesenta jóvenes, y arropado por cardenales, obispos y religiosos.

Miles de muchachos, entre ellos numerosos españoles y latinoamericanos que ondeaban banderas, le acogieron con palmas y cánticos desde las orillas del río.

A la mitad del viaje y frente al muelle Poller Rheinwiesen, donde estaban reunidos decenas de miles de jóvenes, el Papa les dirigió un discurso, en el que recordó que esta XX Jornada Mundial de la Juventud fue convocada por el fallecido Juan Pablo II, "el gran Papa que supo entender los desafíos que se le presentan actualmente a los jóvenes y confirmó su confianza en ello".

"Juan Pablo II no dudó en incitaros a proclamar con valentía el Evangelio y a ser constructores intrépidos de la civilización de la verdad, del amor y de la paz", dijo Joseph Ratzinger, y agregó que ahora "le toca" a él recoger la "extraordinaria herencia espiritual" dejada por Karol Wojtyla.

En la misa línea que Juan Pablo II, Benedicto XVI pidió a los muchachos que "abran" su corazón a Dios.

"Dejad sorprenderos por Cristo. Dadle el derecho a hablaros durante estos días. Abrir la puerta de vuestra libertad a su amor misericordioso. Dejad que ilumine vuestras mentes y acaricie vuestro corazón", les suplicó el Papa.

Les exhortó a soportar las fatigas y los sacrificios, sin ceder a la tentación y al desaliento, al igual que hicieron los Reyes Magos cuando buscaban a Cristo. Las reliquias de los tres reyes venidos de oriente se veneran en la catedral de Colonia.

Benedicto XVI dijo que hoy no se busca ya a un rey, pero que los hombres están preocupados por la situación en el mundo y que se preguntan cuál es el camino que tienen que tomar.

A este punto se preguntó: "¿qué camino, el que sugieren las pasiones o el que indica la estrella que brilla en la conciencia?". La respuesta, dijo, es Cristo.

Ratzinger saludó a todos los presentes, "también a los que estáis aquí y no habéis recibido el bautismo y a los que no se reconocen en la Iglesia". A todos pidió abrir el corazón a Cristo y a los católicos animó a recuperar la costumbre de rezar.

La comitiva papal prosiguió viaje por el río hasta el muelle Hohenzollernbrucke, donde desembarcó.

Acompañado de jóvenes que portaban la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud, se dirigió hacia la catedral, el emblema de la ciudad, donde se guardan desde 1164 las reliquias de los Reyes Magos.

Saludó a enfermos y jóvenes con problemas psíquicos y después pronunció otro discurso en la plaza Roncalliplatz, dedicado a Colonia, de la que dijo que junto a Jerusalén, Roma y la española Santiago de Compostela es uno de los lugares de peregrinación más importantes del Occidente cristiano.

Recordó las raíces cristianas de Colonia y de toda Europa y subrayó la importancia de ampliar los lazos y relaciones entre los pueblos, culturas y civilizaciones.

En ese contexto recordó que mañana se reunirá con la comunidad judía y pisará la Sinagoga de Colonia, convirtiéndose en el segundo Papa que entra en un templo judío tras la histórica visita de Juan Pablo II a la sinagoga de Roma en 1986.

También se reunirá con las iglesias protestantes y con la comunidad musulmana.

"Doy gracias a todos por su presencia en Colonia con ocasión de este gran encuentro, esperando que ello haga progresar en el camino de la reconciliación y la unidad entre los hombres", precisó el Papa. EFE

 
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