La
profusa entrada de dólares a la región, que aparenta
ser un negocio redondo para elevar la reservas de los bancos centrales
y hacer a los países menos vulnerables a las crisis externas,
tiene el costo de haber apreciado varias monedas locales frente
a la divisa estadounidense.
Pero
una apreciación fuerte podría hacer menos competitivas
a esas economías, al encarecer sus exportaciones e incluso
hacerlas caer en 'el riesgo de aumentar la tasa de inflación'
por intentar mantener un tipo de cambio competitivo internacionalmente,
según la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL).
'La
apreciación cambiaria es un problema eventual en la región
si es muy grande', señaló en una entrevista el secretario
ejecutivo de la CEPAL, el argentino José Luis Machinea,
quien visita México para participar en un seminario sobre
las Metas del Milenio de la ONU.
Colombia,
México y Chile han apreciado sus monedas en el último
tiempo, mientras que las de Brasil y Uruguay ya ganaron fuerza
frente al dólar, y en Perú la apreciación
es menos intensa.
'Argentina
está comprando mucho (dólar) para no apreciar (el
peso), pero quizás a riesgo de que aumente algo la inflación',
dijo Machinea.
El
ingreso de dólares a la región es especialmente
por la vía de las remesas en México y Centroamérica,
y en Suramérica por la mejora de los precios de las exportaciones
de materias primas.
Para
Haití las remesas representan el 29 por ciento de su Producto
Interno Bruto (PIB) al año, mientras que para El Salvador,
Honduras y la República Dominicana significan el 15 por
ciento.
Para
la totalidad de Centroamérica representan el 8,8 por ciento
del PIB; para Ecuador, el 6 por ciento; para Bolivia, el 5 por
ciento, y para Colombia, el 4 por ciento.
En
México, el principal receptor de remesas por monto, con
16.613 millones de dólares en 2004 y la expectativa de
superar los 20.000 millones este año, apenas equivalen
al 2,5 por ciento del PIB.
En
el cono sur la situación es distinta. En la mayoría
de los países el ritmo de crecimiento de las exportaciones
ha aumentado desde hace 15 años.
Pero
el impulso más fuerte en los dos últimos años
provino de la expansión económica de China, con
tasas del 10 por ciento anual, que elevó los precios del
cobre y otra materias primas a niveles récord.
Una
desaceleración leve, planificada para no recalentar la
economía, no debería afectar a Latinoamérica,
aunque si ésta es más fuerte, 'sería un problema
muy serio para la región', dijo el secretario ejecutivo
de CEPAL.
La
acumulación de divisas en la región está
creciendo a un ritmo del 1,5 por ciento del PIB por año,
y en México, la mayor economía de Latinoamérica,
superan los 60.000 millones de dólares, muy cerca de los
78.000 millones de dólares de su deuda pública externa.
Pero
esto representa un costo financiero.
'Una
región que ahorra poco y destina parte de su ahorro a acumular
reservas está bien en el corto plazo, por un período,
para reducir la vulnerabilidad', afirmó Machinea.
'Pero
en el largo plazo es un problema', añadió, porque
la región necesita destinar este ahorro -entre otras cosas-
a inversión productiva para mantener ritmos de crecimiento
que le permitan superar su rezago en materia social y frente a
otras economías emergentes, especialmente de Asia'.
Machinea
destacó que en los últimos años los gobiernos
latinoamericanos han avanzado en el tema de la responsabilidad
fiscal, reduciendo su deuda externa y ampliando sus plazos, así
como manteniendo la inflación bajo control.
'La
región es menos vulnerable que en el pasado, lo cual no
quiere decir que no sea afectada por 'shocks' externos', dijo.
Entre
los principales riesgos, mencionó una desaceleración
de EEUU, el aumento del precio del petróleo y la amenaza
de aumento del proteccionismo, entre los externos.
En
el plano interno aludió a la inestabilidad política
y el tipo de cambio EFE.