DE CAPOS DE LA DROGA
A “HEROES MODERNOS”
   
  • “Los narcocorridos intentan volver normal la narcoactividad y hacen verdaderas apologías de las hazañas de sus protagonistas”

  • En Honduras los narcocorridos tienen una significativa demanda

30 de agosto de 2005

Tegucigalpa - “Patrón de patrones ”, “La reina del sur”, “las monjitas” o el “Corrido del Padre Amaro”, son entre muchos los temas musicales que hacen del narcotráfico y especialmente de los capos de la droga, una especie de “héroes” populares cuyas historias son contadas al mejor estilo de la narrativa tradicional mexicana, de tal forma que han despertado, incluso, el interés de grandes figuras literarias como Gabriel García Márquez.

La fiebre de los narcocorridos ha traspasado fronteras y si bien tienen su origen en México han invadido el mercado latinoamericano, han llegado a Europa y por supuesto que tienen un nicho pletórico en el sur de los Estados Unidos.

Honduras especialmente es un mercado creciente de este sub género musical según relatos de proveedores callejeros de discos “piratas” y vendedores de casas dedicadas a la comercialización regular de música que operan en Tegucigalpa.

Los nacocorridos, que han sustituido en gran medida las historias épicas de los héroes revolucionarios, de los valientes y vencedores de las guerras, de las historias de amores, desamores y traiciones pasionales y en fin de esas vivencias cotidianas cantadas y de sobra conocidas y relacionadas con la vida del común ciudadano.


En el centro de la capital hondureña, donde a cada paso se encuentran vendedores de música “pirateada”, Walter Ortega, un hombre dedicado a este oficio, nos cuenta que sus principales clientes van de acuerdo a la temporada. Él explica que durante la período de clases en la secundaria los adolescentes buscan mucho la música del momento que por ahora es el reguetón que ya también incluye en sus álbumes historias relativas a la droga, su tráfico y consumo.

La música copiada que se vende ilegalmente en las calles de la ciudad y que también es ofrecida por vendedores ambulantes que incluso visitan los barrios y colonias pregonando su oferta musical tiene un auge significativo en Honduras. Pese a que en este país centroamericano apenas el 2,8 por ciento de la población tiene acceso al Internet, un sector de los que pueden acceder a la red saca provecho ilícito de ella para bajar y luego reproducir música, igual que ocurre en el resto de la región.

Cuenta Walter Ortega, que los narcocorridos tienen demanda especialmente entre personas que llegan del interior del país y agrega que “esta música habla mucho del narcotráfico e insita a que otros se aviven para hacer bien las cosas y entrar al narcotráfico”.

El vendedor de discos compactos ejemplifica su criterio haciendo referencia a una canción que se llama “Contrabando en los huevos ” y seguidamente se pregunta aludiendo el contenido del tema musical “¿quien va ha creer que se pueden quebrar los huevos y meterles cocaína?”.

Agrega que los narcocorridos son música apetecida también por policías a quienes les atrae la música grupera y el género ranchero.

Martha García, una vendedora ambulante de música, identifica a sus clientes de narcocorridos como “gentes humildes que no son de la capital y que normalmente compran cd’s de música grupera”.

En “El Palacio de la Música” una de las principales casas vendedoras de música en Tegucigalpa, hablamos con Yanina Fiallos, una dependienta, que nos cuenta que la demanda musical depende la temporada y dice que actualmente la moda musical la marca el reguetón y de los hit que tengan los cantantes más populares como Shakira o Luis Miguel.

En cuanto a los narcocorridos ella señala que no es la principal oferta musical del establecimiento donde ella trabaja y que generalmente hay álbumes que incluyen esos temas que de esa forma que se venden en ese local.

José Arturo Zúñiga un vendedor de “Camelot Music”, nos cuenta que si bien los narcocorridos no son el principal género musical que se vende en esa tienda el mismo si tiene una importante demanda especialmente entre personas que vienen del sector oriental del país.

Por su parte, José Castro, otro joven vendedor acomodado en un área de la calle peatonal del centro capitalino, dice que los narcocorridos tienen un importante volumen de ventas y los más solicitados son los compactos de los “Tigres del Norte”, “Grupo Exterminador”, “Los Tucanes de
Tijuana” y “Los capos de México”.

El poder de los zares de la droga

“Me gustan los narcocorridos porque son los hechos reales de nuestro pueblo” reza en su introducción el corrido llamado “Jefe de jefes ” de Los Tigres del Norte. Luego, en el desenvolvimiento de este canto se hace una verdadera apología al poder político y económico que posee un zar de la droga y a lo largo de esta historia se relata la relación de los cabezas de la narcoactividad con la policía, los periodistas, y las autoridades en general.

Por supuesto que en esta historia como en muchísimas otras también se advierte del precio que se paga por las traiciones y se habla de la importancia que reviste el respeto a la jerarquía como una condición para seguir en el “negocio” o simplemente con vida.

Y es que los narcocorridos son en realidad historias que relatan las vivencias y experiencias de los jefes de los carteles hasta de los más pequeños traficantes y sus rolles en el procesamiento, transporte, comercialización y consumo de la droga.

Pero estas historias también incluyen lo que ocurre en ese sub mundo con los policías corruptos y honestos, inmigrantes ilegales, matones a sueldo, pasiones amorosas, traiciones y venganzas, agentes encubiertos, las narcolimosnas, los gobernadores y en fin vivencias propias de la narcoactividad inspiradas en hechos que son de conocimiento público y en algunos casos compuestas a petición de los propios miembros de los carteles.

Los narcotraficantes, figuras cotidianas
Para el sociólogo Ramón Romero, en Honduras los nacocorridos son parte de la influencia de la cultura mexicana que representan la transición de las antañonas historias de prototipos machistas, sus duelos y combates para dar el paso a un “nuevo héroe” representado por delincuentes y especialmente narcotraficantes capaces de hazañas impresionantes, sin importar que las mismas sean debidas o no.

Según el doctor, Romero, quien es experto en temas relacionados a la seguridad ciudadana, los narcocorridos “son una apología a la violencia altamente peligrosa para la sociedad porque cotidianiza la presencia de los narcotraficantes en nuestra sociedad”.

Agrega que los corridos van acendrando entre la población la idea que estos “nuevos héroes” no son cuerpos extraños que debamos combatir y por lo tanto la droga y lo que ella desencadena debe considerarse como un hecho normal.

En cuanto a que sean los hondureños de tierra adentro los principales clientes de este tipo de música Romero manifiesta que ese solo es el resultado de que se trata de personas que crecieron y han vivido escuchando música ranchera y que ven en este sub género una prolongación de su música sin tener plena conciencia de que están ensalzando al narcotráfico.

En cuanto a la predilección que los policías tienen por los narcocorridos, el sociólogo explica que en Honduras la mayoría de los miembros del cuerpo policial tienen apenas una formación educativa elemental que se reduce como sumo a la educación primaria.

Indica que no hay fundamentos para pensar que se trate de algo más que esto aunque agrega que como ocurre en otros sectores de la sociedad se sabe que hay policías vinculados con el tráfico de drogas.

Héctor Iván López, un hombre de aproximadamente 35 años, dedicado a la ganadería y originario del departamento de Olancho, nos cuenta que le encantan los narcocorridos porque “son un tipo de música que se liga con lo que de verdad pasa y además son historias que tienen fuerza, levantan el ánimo y dan ganas de no doblegarse cuando uno se mete en algo”.

Lo expresado por este hombre, en el fondo, no varía mucho de las opiniones de un sector de jóvenes universitarios que ante la consulta también ligan el tema a la fuerza del género y el mensaje de fortaleza que debe tenerse ante cualquier adversidad sea que se actué lícitamente o no.

Entre los estudiantes consultados en el campus de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras también hay jóvenes que consideran los narcocorridos como historias que tratan de hacer de los capos de la droga figuras de gran perfil, respetadas y reconocidas socialmente.

También hay jóvenes universitarios que desconocen este tipo de música.

En Honduras el narcotráfico es una de las formas del crimen organizado con fuerte incidencia. Registro oficiales señalan que en el año 2003 la policía de este país incautó 6,168 kilos de cocaína; en el 2004 se registró un decomiso de 3,906 kilos de la droga, en tanto en lo que va de este año se han incautado cerca de 300 kilos de cocaína en tierra firme y 6,760 kilos en embarcaciones con bandera hondureña en aguas internacionales.

Lo cierto es que los narcocorridos son un género o sub genero musical que cada vez se escucha más en Honduras, una nación geográficamente fundamental en el corredor de la droga.

Este tipo de música refleja una realidad que no escapa a los ojos de cualquier ciudadano que se informa por cualquier medio de comunicación o que convive en su entorno con los protagonistas de las historias hondureñas de los capos y sus secuaces de cualquier nivel o estamento, donde la ilegalidad y la violencia pasan a ser tan normales como los términos “narcopolítica”, “narcoempresarios”, nuevos ricos, “narcopolicias” o “narco-juniors”… y tristemente todo esto y lo que conlleva ha dejado de sorprender al ciudadano común.

 

 
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