IRAK-HUNDIMIENTO
Funeral para víctimas
de estampida
   

01 de septiembre de 2005

Bagdad - Los funerales por los casi mil peregrinos muertos en una avalancha ocurrida en un puente de Bagdad comenzaron este amanecer en Bagdad bajo una cortina de intenso dolor nacional que ha relegado la enconada lucha política.


Las últimas cifras proporcionadas por la vicesecretaría del Ministerio de Interior establecen en 965 la espeluznante cifra de muertos y en más de 815 la de los heridos, algunos de ellos todavía en estado de extrema gravedad.

"Las víctimas están repartidas por seis hospitales, que están abarrotados, y es muy difícil fijar una cifra. Además algunos de los heridos se encuentran muy graves", explicó a EFE el portavoz del Ministerio de Interior.

La tragedia se desató poco después de que tres proyectiles de mortero cayeran sobre una muchedumbre que peregrinaba a la mezquita del Imán Musa al Kadem, tercer santuario más sagrado para los chiíes de Irak.

Siete personas murieron y cerca de 40 resultaron heridas en el atentado, cuya autoría asumió una célula vinculada al grupo de Al Qaeda para la Guerra Santa en Irak.

Poco después, corrió el rumor de que había un suicida entre los peregrinos que cruzaban el puente sobre el río Tigris que comunica el oeste con el norte de la capital.

La noticia desató el pánico entre los fieles, que comenzaron a correr en todas las direcciones.

Parte de la turbamulta quedó atrapada junto a una de las vallas, que cedió y provocó que cientos de personas cayeran al vacío y el río Tigris se poblara de cadáveres y heridos que gritaban con desespero auxilio.

Con las primeras luces del alba de hoy, muchos de esos cadáveres han comenzado a abandonar los atestados hospitales iraquíes y a ser trasladados por sus familiares a los camposantos.

Familias enteras recorren desde ayer los centros hospitalarios en busca de sus allegados.

Muchos de los cuerpos sin vida están tendidos en el suelos, únicamente cubiertos con sábanas blancas, que los familiares levantan en medio del dolor y la incertidumbre de que pertenezca a su pariente desaparecido.

"Lo hemos hallado en un hospital. Ahora vamos a enterrarlo en el cementerio", dijo a EFE Ali al Samedi, cuyo hijo fue uno de las decenas de niños que cayeron al río.

Según fuentes médicas, la mayor parte de las víctimas son niños, mujeres y ancianos que en un ambiente festivo cruzaban el puente cuando el rumor desató la tragedia.

"Muchos perdieron la vida, asfixiados por los empujones y los pisotones de los que intentaban huir", explicó a EFE un oficial de la Policía del barrio de Al Kadamiya.

Poco después de la tragedia, el ministro iraquí de Interior, el chií Bayan al Yabr, apuntó la responsabilidad de la estampida hacia los insurgentes, a los que acusó de propalar el rumor.

En una rueda de prensa con su colega de Defensa, el suní Saadun al Dulaimi, subrayó que las fuerzas de Seguridad iraquíes impidieron "numerosos" intentos de atentado contra los peregrinos antes de que se produjera la avalancha.

Sin embargo, Al Dulaimi contradijo su versión y destacó que el accidente no está relacionado con el conflicto comunal que ensangrenta el país desde que en marzo de 2003 comenzara la invasión y posterior ocupación anglo-estadounidense.

Las Fuerzas de Seguridad habían redoblado su dispositivo de vigilancia durante los días de la peregrinación ante el temor de que se produjeran atentados.

En marzo del pasado año, durante el día de Ashura, una de las fiestas mayores de la comunidad chií, alrededor de 70 personas perdieron la vida en un atentado suicida contra la mezquita de Musa Al Kadem.

La tragedia del puente de Al Kadamiya ha relegado a un segundo plano el conflicto político que suníes y chiíes mantienen por el borrador de la nueva Constitución.

Los suníes, que se oponen a que los chiíes -sus tradicionales rivales- tengan un Estado federal en el sur- han anunciado una movilización en contra del referido texto, que deberá ser sometido a referéndum el próximo 15 de octubre. EFE