Se desata tormenta política
en EEUU tras huracán
   

09 de septiembre de 2005  

Washington - Tras el huracán Katrina, se ha desatado en EEUU una auténtica tormenta política, en busca de responsabilidades por la pobre respuesta dada a la tragedia, y se piden dimisiones y el nombramiento de un coordinador nacional de la reconstrucción.


De momento, el Gobierno evalúa la situación desde todos los ángulos posibles y envía a diario a miembros destacados a la zona. Ayer fue el vicepresidente, Dick Cheney, y hoy le toca el turno a los secretarios de Comercio, Carlos Gutiérrez, y Trabajo, Elaine Chao.

Quienes piensan que ahora la solución pasa por la designación de una persona que coordine, con absoluta autoridad, todos las tareas de reconstrucción, están liderados por los senadores republicanos Kay Bailey Hutchison y Rick Santorum.

Ellos han cursado la petición directamente al presidente estadounidense, George W. Bush, en un intento de frenar las furibundas críticas que se escuchan ya desde la oposición demócrata y de algunos republicanos.

"Lo que se necesita ahora es tener una persona en el área, durante 6 ó 9 meses, que sea capaz de tomar decisiones", dijo la senadora Hutchison.

Santorum manifestó que está de acuerdo con ella y ambos creen que su correligionario Bush ha recibido bien la idea.

Desde la Casa Blanca, aunque no de manera oficial, varios funcionarios han confirmado que ésta podría ser una posibilidad, pero aseguraron que de momento no se están barajando nombres.

La prensa va por delante en esto y se han filtrado candidatos, como el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, quien fue el gran héroe de la recuperación de la ciudad tras el 11 de septiembre del 2001, e incluso el general Tommy Franks, que salió victorioso después de la toma de Irak y pasa por ser un hombre de decisiones firmes.

También se cita al ex secretario de Estado Colin Powell, quien a sus muchas cualidades como gestor y militar -es general de cuatro estrellas, aunque retirado- se une su condición de afroamericano, algo que podría ayudar a recomponer las cosas tras esta tragedia en la que los más damnificados son negros.

Pero esto son especulaciones.

De momento, lo único claro es que los demócratas del Congreso están furiosos, especialmente después de escuchar el desgarrador informe de la senadora demócrata por Luisiana Mary Landrieu, y ya reclaman, no sólo investigaciones legislativas, sino también una comisión independiente que, como se hizo tras el 11-S, informe sobre lo sucedido.

"Nuestra gente está sufriendo. Algunos están desesperados y muchos todavía llorando", dijo Landrieu el jueves en una sobrecogedora intervención ante el Senado que, sin embargo, no dejó dudas de que "entre toda esta muerte y destrucción y agua y angustia y enfado, nuestro espíritu es fuerte".

Los demócratas quieren entrar en serio a investigar lo sucedido y por eso, el líder de la minoría del Senado, Harry Reid, ha anunciado ya que su grupo no va a participar en las tareas del comité legislativo conjunto -Senado/Cámara- que los republicanos quieren organizar para analizar lo sucedido.

Reid teme que esta investigación vaya a ser una farsa para salvar la cara a la pobre respuesta del Gobierno republicano.

"Hay serias preocupaciones respecto a cómo quieren aproximarse al tema los republicanos", indicó Reid, quien subrayó que "los estadounidenses se merecen una investigación independiente de la política".

En su opinión, ahora debe seguirse el ejemplo del 11-S, cuando se creó una comisión independiente, bendecida tanto por republicanos como por demócratas.

Su colega de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, también está de acuerdo.

Mientras, la Casa Blanca trata de salvarle la cara a su principal inquilino, diciendo que "el presidente no está satisfecho con la respuesta" y el propio Bush desgrana diariamente sus iniciativas para ayudar.

Bush promulgó anoche una partida de emergencia de 51.800 millones de dólares, nada más ser aprobada por el Congreso, para financiar las tareas de rescate y la reconstrucción en la zona arrasada por el huracán.

El Legislativo ya había aprobado la semana pasada una primera partida de 10.500 millones de dólares con el mismo fin.

El presidente anunció, además, el jueves una ayuda en metálico de 2.000 dólares para cada damnificado, así como otras medidas para facilitar el cobro de los subsidios del Gobierno durante su forzoso desplazamiento.

La ayuda a los desplazados se entregará "tan rápidamente como sea posible", indicó Bush, quien aseguró que las trabas burocráticas se reducirán al mínimo y que el Gobierno estará con los afectados "durante todo el camino". EFE