-
Creo
que nací en el lugar equivocado, con la gente equivocada
y en el tiempo equivocado
-
Los periódicos deberían de aniquilar a todos los
caricaturistas y poner la cara de un político, eso daría
más risa que mil caricaturas juntas
Por
Jorge Ramón Sierra
Tegucigalpa
- Son las 12:15 del mediodía. Las calles del centro de la
capital son un verdadero caos. Enfrentamientos de estudiantes con
la policía. La gasolina casi alcanza los 70 lempiras el galón.
Las protestas atrasan el tráfico y la economía del
país. Sube la temperatura, el termómetro marca 32
grados. En la calle Las Damas, del barrio La Leona, se encuentra
un edificio de apartamentos, tocamos el timbre de la habitación
6, después de tres timbrazos, aparece Allan McDdonald. “Pasá
adelante, discúlpame que no te abría, pero es que
estaba en el baño”. La habitación luce completamente
desordenada, nada está en su lugar, pero allí se respira
una paz reconfortante, esa paz que se necesita para hacer de una
caricatura una guerra de ideologías que no tienen precio.
Norman Allan Sauceda -como verdaderamente se llama- recuerda que
vivió una infancia normal, con muchas limitaciones y dentro
de una familia conservadora. “El día en que yo nací
(8 de octubre de 1975) debió ser un día convulsivo
y loco, ese día San Antonio de Oriente ha de haber vivido
lo más raro de su historia”, comenta Allan con nostalgia
en sus ojos.
Jorge
Ramón Sierra - ¿Qué recuerdas de tu infancia?
Allan McDonald - En Valle de Ángeles transcurrió
mi infancia, nunca fui a una escuela de artes, pero me gustaba dibujar.
En las 20 horas diarias que estaba despierto -aclara que padecía
de insomnio- me dedicaba a dibujar, no salía a la calle;
es más, no recuerdo amigos de infancia.
JRS-
De tus padres, ¿qué nos puedes comentar?
AM - Mi padre era un artista, pintor, dibujante.
Era un tipo cerrado, eso nos enseño a crecer con disciplina,
creo que eso me marcó para hacer lo que ahora hago. Mi madre
era una ama de casa, de ella aprendimos a hacer las cosas con sencillez,
ella era la paciencia.
JRS-
¿Cómo nace la vocación por la caricatura?
AM - A mí me gustaba dibujar. Recuerdo que
me encantaba ver las caricaturas de los periódicos. Napoleón
Ham y Sergio Chiuz para mi eran héroes. De allí empecé
a imitarlos, pero poniéndole mi propio estilo. Luego hubo
acontecimientos que marcaron mi vida, como la muerte de mi hermano
menor; en él inmortalice el personaje de El Ñeco.
Cuando tenía 12 años participé en un concurso
de caricaturas que convocó diario La Prensa y el premio para
el primer lugar era la plaza de caricaturista, porque el que ellos
tenían se había ido al exilio a Estados Unidos. Así
fue como mi familia firmó un contrato con esa empresa. Trabaje
4 años con ellos y luego pasé a diario El Heraldo,
donde he trabajado hasta la fecha.
JRS-
¿Te considerás el mejor caricaturista del país?
AM - Definitivamente que no, hay otros que considero
muy buenos, lo que pasa es que hay muchos que no han roto los esquemas
y no han soportado la presión de la corrupción.
JRS-
¿Cómo tomás el hecho de ser admirado por tu
profesión?
AM - Eso es bueno. Tiene una ventaja enorme y una
desventaja enorme. La ventaja es que tenés más posibilidad
de ser feliz y la desventaja es que te quieren por lo que haces,
no por tu otra cara.
JRS-
¿Creés que naciste en el lugar equivocado?
AM - A mí me hubiera gustado nacer en otro
país. Nací en el país equivocado, con la gente
equivocada y en el tiempo equivocado. Definitivamente sé
que ocupo un lugar en el mundo, no sé si se llama Honduras,
no sé en qué parte. Yo hago lo hago porque tengo convicciones,
igual lo hubiera hecho en Alemania, Holanda, El Salvador, Guatemala…
en cualquier país del mundo; y si ocupo un lugar aquí,
no le debo nada al gobierno, no le debo nada a la bandera, nada
al escudo, no le debo nada a nadie, yo no tengo patria.
JRS-
¿Te han perseguido por tu profesión?
AM - Ahora ya no, fui perseguido en los años
90, me atacaron a tiros en 1991, cuando funcionaban los aparatos
crudos del gobierno, hasta hace muy poco han cambiado las cosas.
Ahora quien te persigue es el ejército de la corrupción
y ése es más complicado en cierta forma, porque usa
la máscara política, la máscara de la amistad
y te van induciendo a un túnel que te asfixia, creo que ésa
es la persecución diaria que tengo.
 |
EN
CORTO |
Dios:
Un enigma
Amor: Otro enigma
La corrupción: La virtud de la
democracia
Un personaje: El mago Fedor
Una canción: Lucía
La Guerra Fría: La estafa de las
ideologías
El Pijiriche: Mi amigo de toda la vida
Periodismo en Honduras: Artesanal
Las Maras: Una herramienta de corrupción
Tus caricaturas: El símbolo para
seguir viviendo
El Heraldo: Una Casa. Una familia de
los últimos 20 años
Un líder: Ghandi
Una frase: No hay nostalgia peor que
añorar lo que nunca jamás sucedió
Un Libro: El evangelio según Jesucristo
Un lugar: El arrollo que está
detrás de la imagen de la mona lisa.
El Ñeco: Mi hermano
Don Víctor: Mi padre
El Che Guevara: Un ídolo perdido
en los afiches
Los políticos: Dan risa
Honduras: Igual da risa
Allan McDonald: Mi otro amigo. |
|
Hace
una pausa. Luce tranquilo y muy relajado, agarra el control remoto
de la televisión y lo enciende… “Ahorita dan
buenos documentales en The History Chanel y casi siempre los miro.
Fijate que la semana pasada dieron uno acerca del ‘Código
de Da Vinci’, son muy buenos”.
Volvemos
a lo que nos ocupa y le lanzó otra pregunta:
JRS-
¿Admirás a algún compañero de profesión?
AM - Admiro gráficamente a Sergio Chiuz,
Bey, Banegas. Lo que no han podido superar es el temor de que las
cosas tienen que cambiar en este país. Uno puede enfrentar
hasta el universo y lo puedes vencer.
JRS-
¿Creés que la caricatura del país es profesional?
AM - Es muy poco profesional, a excepción
de dos o tres caricaturistas. Incluso dos grandes mitos -Monterroso
y ‘Mito’ Bertrand Anduray-, que fueron los que iniciaron
la caricatura en Honduras, miraron la caricatura como un chiste,
ellos hacían reír al Presidente de la República,
a los militares, a los dirigentes de este país, olvidando
que su razón fundamental era denunciar algo, para mí
no es un chiste, eso me parece totalmente descabellado.
JRS-
¿Por qué salen pocos caricaturistas en el país?
AM - Porque aquí los medios son cerrados,
sólo hay cuatro periódicos y en cada uno de ellos
sólo hay uno o dos. La radio y televisión no son medios
para nosotros. Aparte de eso, ésta profesión no te
da para vivir. Yo que tengo 18 años de trabajar y sólo
ganó 10 mil lempiras, eso verdaderamente asusta a cualquiera.
Sin embargo, hay otros medios de subsistencia; yo envió caricaturas
a Estados Unidos, vivo de los premios que gano, hago folletos, hago
portadas de libros, afiches, póster y páginas web,
trabajo con gente de la sociedad civil y puedo sobrevivir con el
pago que de ellos recibo.
JRS-
¿En qué estilo de caricaturistas te ubicás?
AM - Soy caricaturista político. En Honduras
la mayoría de los que hay en el país son sociales.
Aquí atacan la gripe, pero no el virus en sí. Hacen
caricaturas a los problemas de la energía, las maras, pero
no atacan el trasfondo político que origina todos estos problemas.
Soy caricaturista político porque me dedique más a
estudiar, a leer. La mayoría de los caricaturistas del país
sólo leen periódicos y eso no te da una visión
global para denunciar realmente un problema. Soy el único
que me he negado a hacer caricaturas deportivas, porque el deporte
es utilizado para entorpecer más a un país y yo no
me presto para eso.
JRS-
¿Creés en Dios, hasta que punto?
AM - Creo hasta el punto que esté vivo.
No concibo como hay gente buena que se muera y gente mala que viva
para matar a otras. A mí me asusta la idea de saber que Dios
no existe como me asusta la idea de que exista, es muy abstracta.
Hay fuerzas sentimentales, emocionales y espirituales que te ayudan
a vivir y una de esas fuerzas es la caricatura.
JRS-
¿Qué opinás de las religiones?
AM - No son más que clubes sociales para
encontrar los nómadas de la gente que anda huyendo, anda
traumada por las tragedias del mundo y es definitivamente una cosa
lucrativa, me parece increíble como alguien se puede hacer
rico de la pobreza de Jesús. A Jesús era un hombre
al que lo seguía la chusma, y encima vendido, sacrificado.
La Iglesia más grande de la humanidad -la que más
crímenes ha cometido en este mundo- es la católica
y fue fundada por Pedro, el mismo que negó a Jesús.
JRS-
¿Y la política del país como la ves?
AM - Como un mercado. Dan mucha risa. Ser
caricaturista en el país es fácil porque las
cosas están dadas, los ‘pichingos’ ya están,
los tontos también, las payasadas ya se hacen. No tenés
que ser muy talentoso para reflejar la caricatura en el país,
porque la torpeza está en la boca de los políticos,
es más, los caricaturistas no hacemos reír tanto
como lo hacen los políticos, es decir, los periódicos
deberían de aniquilar a todos los caricaturistas y
poner la cara de un político, eso daría más
risa que mil caricaturas juntas. |

Su
visión de Honduras |
JRS-
¿Te has enamorado?
AM - Muchas veces. En el amor uno aspira a ser
feliz y la felicidad consiste en buscarla y no en hallarla.
JRS-
¿Te gusta la soledad?
AM - No. No soy feliz con ella.
JRS-
¿Tenés vicios?
AM - No. Lo más sincero que tengo es que
soy muy calmado. Nunca he consumido licor, nunca he probado un cigarrillo.
Nunca he ido a una discoteca. Soy callado y tengo cierta timidez.
JRS-
¿Tu mejor caricatura?
AM - La que más recuerdo fue un cuadro blanco.
Es una anécdota también porque eran las seis de la
tarde y a esa hora es el cierre del diario entonces tenía
la presión del diagramador, entonces se me ocurrió
poner en blanco la página y sólo poner mi firma, el
título de la misma era el plan de gobierno de Carlos Roberto
Reina. Fue genial y unas de las que más recuerda la gente.
Una caricatura muy fuerte sin haber hecho nada.
JRS-
¿Qué significa la florcita de tus caricaturas?
AM - Eso significa el amor que viene y se te va.
Para mi significa mi soledad, quiero ser sincero conmigo mismo y
los lectores y trato de explicarles mi estado emocional en ese momento.
JRS-
¿Cómo te autodefines y que te gustaría cambiar?
AM - Soy una persona sola, pero tengo mis momentos
felices; soy amigable, y agradable. Lo que me gustaría cambiar
sería de vida, vivir en otro país, donde mis caricaturas
no sean tan necesarias, quizás en otro mundo, me gustaría
dedicarme a otro cosa, me gustaría ser agricultor.
JRS-
¿Si pudieras cambiar algo del mundo que sería?
AM - Arrancaría a Estados Unidos del mapa.
JRS-
¿Cómo te gustaría morir?
AM - Me gustaría morir a los 109 años
en los brazos de una mujer.
JRS-
¿Qué es lo que más te molesta?
AM - Lo que más me molesta son dos cosas:
la censura y lo otro es la carne de pescado, esa cosa no me gusta.
JRS-
¿Tu máxima alegría?
AM - No sé cual va a ser la próxima,
pero he tenido muchas. En 1994 en Alemania se publicó un
libro con los mejores 20 caricaturistas del mundo y mi nombre y
mi trabajo estaban en ese libro, esa fue una de mis mayores alegrías.
JRS-
¿Si pudieras decir un discurso en un párrafo, cual
sería?
AM - Sería el más corto del mundo,
creo que sería algo así como… un hombre sin
imaginación es como un hombre sin punta.
Seguidamente
nos pidió una hoja en blanco y empezó a dibujar algo…
qué será eso que está haciendo me preguntaba.
Terminó y me dijo “lleváselas a tus compañeros
y decíles que se las dedico a todos”.
Se despide muy amable: “Te dejo porque tengo que seguir haciendo
un arte para el portal de mi página web”. Todo pasó
rápido -hora y media- no sé si se me quedó
alguna pregunta en el aire, pero hablar con Allan me reconfortó
mucho; él, por su parte, dice que se aburrió todo
el tiempo…
|