Judith Miller testificará sobre espía de la CIA
   

30 de septiembre de 2005

Washington - La filtración del nombre de una espía de la CIA, que apunta a altas esferas del Gobierno de EEUU, cobra máximo protagonismo hoy con la esperada comparecencia de la periodista Judith Miller ante el jurado que investiga el caso.


Miller fue excarcelada el jueves por la noche de la prisión federal de Alexandria, en Virginia, tras acceder a testificar sobre el "caso Valerie Plame", la ex agente secreta cuyo nombre salió publicado en la prensa hace algo más de dos años.

La salida del anonimato de Plame habría sido fruto de una "vendetta" en la que podrían estar implicados funcionarios de la Casa Blanca, entre ellos Karl Rove, asesor político y mano derecha del presidente estadounidense, George W. Bush.

El jurado tendrá que decidir, antes del próximo 28 de octubre, si existen pruebas suficientes para determinar que se cometió un delito. Revelar "a sabiendas" la identidad de un agente secreto es considerado delito en EEUU.

Hasta ahora Miller se había negado a comparecer ante el jurado amparada en el derecho a defender el anonimato de sus fuentes.

Pero según un comunicado divulgado poco después de salir de prisión, Miller ha cambiado de opinión tras alcanzar un acuerdo con el fiscal que "satisface" la fidelidad a sus fuentes.

La reportera del rotativo "The New York Times" se mostró satisfecha con su renovada libertad y aseguró que dejaba su celda porque su fuente había accedido "voluntariamente" a liberarla del compromiso de confidencialidad sobre sus conversaciones.

Miller nunca llegó a publicar el artículo sobre Plame, a diferencia de los otros dos periodistas involucrados en el asunto, el reportero de la revista "Time" Matthew Cooper, y el columnista Robert Novak, primero en revelar la identidad de la ex agente en el 2003.

Cooper accedió a testificar a finales de julio, cuando Miller ingresó en el centro de Alexandria por su negativa a hablar. Lo ocurrido con Robert Novak es un misterio, aunque todo apunta a que se habría librado de la cárcel después de comparecer ante el jurado investigador.

Según el "Times", la fuente de Miller fue Lewis "Scooter" Libby, asesor del vicepresidente de EEUU, Dick Cheney.

Arthur Sulzberger Jr., editor del rotativo neoyorquino, respaldó a Miller mediante un comunicado y manifestó su satisfacción con la decisión de la fuente de dar permiso "por teléfono y por escrito" a la periodista para que testifique.

El ingreso en prisión de la periodista neoyorquina el pasado 6 de julio desató un acalorado debate en los medios estadounidenses sobre la figura de Miller, a quien muchos critican por su papel antes de la invasión de Irak por las tropas estadounidenses en el 2003.

La reportera del "Times" publicó varios artículos en los que se indicaba la posible existencia de armas de destrucción masiva en el país árabe, afirmación que resultó ser falsa y en la que se apoyó EEUU para iniciar la guerra con Irak.

La difusión del nombre de Plame desató una investigación encabezada por el fiscal Patrick Fitzgerald, que ha dañado la credibilidad de la Casa Blanca y que podría acabar con la presentación de cargos criminales contra uno o varios altos funcionarios estadounidenses.

La ocupación secreta de Plame se supo pocos días después de que su marido, el ex embajador Joseph Wilson, refutase la acusación realizada por el presidente de EEUU, George W. Bush, de que Sadam Husein había intentado comprar uranio en Níger.

Bush afirmó, en una comparecencia ante el Congreso en enero del 2003, que el régimen iraquí de Sadam Husein había tratado de adquirir materiales nucleares "en Africa", lo que reforzaría sus argumentos para justificar una acción militar contra Irak.

Wilson afirmó que la filtración fue una represalia de la Casa Blanca y apuntó directamente a Libby como presunto responsable.

El escándalo Plame también salpica a Karl Rove, principal asesor político de Bush, quien reconoció, por medio de sus abogados, que habló con Cooper, aunque negó que hubiera revelado el nombre de la ex agente.

La reaparición en escena del "caso Valerie Plame" amenaza con caldear aún más la ya tórrida atmósfera política de la capital estadounidense. EFE