Además
de Sadam Husein, siete de sus lugartenientes -incluido el ex primer
vicepresidente, Taha Yasin Ramadan- se sentarán en el banquillo
acusados del asesinato de decenas de chiíes tras el atentado
fallido contra Sadam registrado en Duyail, al norte de Bagdad, en
1982.
En la represión que siguió
al atentado, 143 chiíes fueron asesinados por la temida Seguridad
del Estado, mientras que otros cientos fueron forzados a exiliarse
a zonas desérticas de Irak.
Decenas de puestos de control vigilados
por efectivos del Ministerio de Interior y soldados iraquíes
han sido instalados en las calles de Bagdad, en especial en las
inmediaciones del Tribunal Especial encargado del proceso, en el
oeste de la capital.
El depuesto dictador iraquí
afrontará mañana el primer juicio en su contra en
un tribunal especial de cinco magistrados, al que llegará
procedente del lugar secreto donde se encuentra detenido bajo vigilancia
estadounidense.
El jefe del tribunal investigador,
Raid Jouhi, señaló que se desconoce si la fiscalía
solicitará la pena de muerte para Sadam y sus colaboradores,
y apuntó que la decisión se tomará al final
del proceso.
El
comienzo mañana del juicio contra parte de la cúpula
del antiguo régimen iraquí copa hoy la portada en
la mayoría de los periódicos del país, que
apuntan que puede ser un punto de inflexión en el país.
EFE |