Bush
usó su mensaje radial semanal para aplacar con más
medidas para el control fronterizo las críticas de los conservadores
a su plan para otorgar permisos temporales de trabajo.
El presidente dijo que se evitará
poner en libertad a la espera de una cita con un juez a los inmigrantes
no mexicanos que cruzan la frontera sin papeles, quienes serán
deportados más rápidamente.
Además, el programa "expatriación
interna" permitirá enviar en autobús o avión
a los mexicanos a sus lugares de origen, en lugar de dejarlos simplemente
al otro lado de la frontera para que intenten pasarla de nuevo,
dijo Bush.
Esta semana, su administración
proporcionó los primeros detalles de su plan de reforma migratoria,
pero este tema sólo ganó una breve mención
en su mensaje radial.
En cambio, Bush se explayó
sobre cómo la Ley de Presupuesto para el Departamento de
Seguridad Nacional, que firmó el martes, permitirá
a su Gobierno reforzar la vigilancia fronteriza y ampliar los centros
de detención para extranjeros.
El presidente dejó clara
su meta: "Nuestro objetivo es enviar de vuelta a toda persona
que haya entrado ilegalmente (en EEUU), sin excepciones".
Este tipo de declaraciones pueden
tranquilizar a una parte de la base republicana, que está
alarmada por cualquier mención a la regularización
de los indocumentados, pero es de difícil aplicación
práctica, como ha reconocido el propio Gobierno.
En una audiencia en el Congreso
esta semana, el senador demócrata Edward Kennedy preguntó
al secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, cuánto
costaría deportar a los 11 millones de indocumentados que
se cree que residen en EEUU.
El funcionario contestó que
"miles de millones y miles de millones y miles de millones
de dólares". Al costo de su búsqueda y repatriación
se añadiría el impacto negativo en la economía
estadounidense, que depende de esa mano de obra barata.
Pero Bush no quiere parecer débil
en el tema de inmigración de cara a los miembros de su partido.
"Demasiados inmigrantes ilegales
están entrando y estamos capturando a muchos más inmigrantes
ilegales no mexicanos de los que podemos enviar a sus casas",
recalcó hoy Bush.
Uno
de los motivos es la falta de espacio en los centros de detención,
explicó, lo que obliga a poner a muchos no mexicanos en libertad
tras darles una cita para acudir a los tribunales.
"La mayoría nunca se presentan", dijo el presidente,
quien enfatizó que esta política de "capturar
y soltar" es "inaceptable".
Para
intentar solventar este problema, Bush dijo que se agrandará
en un 10 por ciento la capacidad de los centros de detención,
gracias a 3.700 millones de dólares contemplados para este
fin en la Ley firmada esta semana.
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Esta
también dedica 2.300 millones de dólares a la
Patrulla Fronteriza, que contratará mil nuevos agentes,
mejorará sus equipos, ampliarán las estaciones
de vigilancia e instalarán más vallas y barreras,
según explicó Bush. |
Aún
así, el presidente reconoció que las medidas policiales
contra los inmigrantes indocumentados "no pueden funcionar
a menos que sean parte de una reforma migratoria amplia".
"Trabajaré con los miembros
del Congreso para crear un programa que proporcione a nuestra economía
la fuerza de trabajo que necesita sin perjudicar a los trabajadores
estadounidenses y sin dar una amnistía", prometió.
Su plan, que propuso inicialmente
en enero de 2004, permitiría a los indocumentados que residen
en EEUU y a extranjeros en otros países obtener permisos
de trabajo por un período máximo de seis años,
tras lo cual se les obligaría a abandonar el país.
Sin embargo, muchos expertos no
creen que sea realista o aconsejable la expulsión de millones
de personas, muchas de las cuales tienen familia aquí, al
final de ese período.
Una
propuesta del senador republicano John McCain y de Kennedy les abriría
la puerta a la ciudadanía si no han cometido delitos, pero
tanto ese proyecto como el plan de Bush están atascados en
el Congreso por la oposición enconada de muchos republicanos.
EFE
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