Según
informaron hoy fuentes del Instituto Español de Oceanografía,
el calamar apareció muerto, como prácticamente todos
los ejemplares que se detectan, ya que solo en una ocasión,
el pasado mes de septiembre, se logró fotografiar a uno vivo
en su entorno natural.
El ejemplar que ahora estudian científicos del IEO, dirigidos
por Pedro Pascual, es un calamar inmaduro con una gran mordida en
su extremo inferior que podría haberle causado la muerte
aunque también podría haber sido atacado cuando estuviera
ya moribundo.
La herida del calamar, cuyo sexo no se ha podido conocer por la
ausencia de vísceras, fue causada por un cetáceo de
mediana talla, posiblemente.
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