Sánchez,
acusada bajo el sistema inquisidor penal que prevalecía en
el 2002 en Honduras, al no existir los juicios orales y públicos,
difundió en sus programas noticiosos, en enero de ese año,
una grabación sostenida entre la ex contralora Rubí
y el entonces presidente del poder Judicial, Armando Ávila,
quien falleció en un accidente en septiembre de 2002 al ser
declarado como desaparecido.
En
la grabación, Rubí y el desaparecido presidente del
poder judicial dialogaban sobre un caso de presunta corrupción
y en ella se develaba el tráfico de influencias ejercido
por ambas personas. La difusión pública de la cinta
magnetofónica impidió que la ex contralora aspirara
a ser parte de los nuevos magistrados que hoy día conforman
el Poder Judicial. Rubí es una reconocida dirigente política
hondureña.
Rubí
y el desaparecido presidente del poder judicial fungieron como funcionarios
en la administración del ex presidente Carlos Flores Facussé
(1998-2002); y la grabación que los compromete a ambos se
produjo en 1999, pero fue hasta el 2002 que salió a la luz
pública.
Según
Rubí, la periodista Sánchez al difundir la grabación
que le hicieron llegar terceras personas, cayó en el delito
de calumnias al denigrar su imagen, pero también en el delito
de "espionaje" por negarse a revelar la fuente que originó
la información.
Sandra
Maribel Sánchez fue acusada entonces de espionaje telefónico
en perjuicio de la ex contralora, así como del delito de
"ejercicio ilegal" del periodismo por no estar afiliada
al Colegio de Periodistas de Honduras, pese a ser egresada de la
Escuela de Periodismo de la estatal Universidad Nacional Autónoma
de Honduras (UNAH).
Su
caso, fue conocido por tres jueces, y en varias oportunidades los
togados intentaron librar una orden de captura para encarcelarla;
pero ello fue evitado por la defensa de la comunicadora a cargo
del abogado Milton Jiménez Puerto, y la presión popular.
A
mediados del 2002, cuando era inminente la captura de la periodista
Sánchez, pobladores, líderes humanitarios, periodistas,
diputados y algunos dirigentes gremiales y populares, se apostaron
a las afueras de Radio América para evitar el arresto de
la comunicadora, el cual, finalmente nunca se produjo.
El
10 de octubre de 2005, la jueza Elvira Meza Fiallos, encargada del
caso de Sandra Maribel Sánchez, emitió una carta de
libertad a favor de la periodista por no encontrar argumentos fehacientes
en los delitos que le fueron imputados.
En
su carta de libertad, la jueza Meza Fiallos, sostiene que el caso
ha sido "sobreseído definitivamente" y "en
consecuencia, el expresado reo: Sandra Maribel Sánchez, vuelve
al ejercicio del ciudadano".
Sánchez
nunca dejó de ejercer el periodismo por las apelaciones que
fue objeto el caso.
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