Sin
embargo, con independencia de su estatus migratorio éstos
forman parte de la economía del estado, incitando al debate
sobre si constituyen una carga o una fuente de riqueza.
Según
el Instituto Milken, que dedicó una sesión a este
tema en su conferencia de esta semana en Los Ángeles sobre
El Estado del Estado, los indocumentados cuestan 10,000 millones
de dólares anuales a California, principalmente en costos
de educación (7,700 millones) seguidos de los de salud (1,500
millones).
Pero
Dominic Ng, presidente y director ejecutivo de East West Bancorp,
piensa que esos datos considerados aisladamente no reflejan el impacto
real de los inmigrantes en la economía.
“Por
ejemplo, no se está considerando que la gran mayoría
de éstos trabaja con salarios más bajos que otros
trabajadores y que son consumidores de nuestras empresas”,
comentó Ng, quien considera que la suma de inmigrantes legales
e ilegales arroja en conjunto un saldo positivo para la economía.
Es
una inversión
Perry
Wong, economista de Milken, señala por ejemplo que el llamado
gasto en educación debe verse más como una inversión.
“Los
hijos de los inmigrantes que se educan en nuestras escuelas van
a ser una parte muy productiva de nuestra economía en unos
años”, comentó el experto, enfatizando que en
ese sentido hacer que los inmigrantes sean una carga o un beneficio
“depende de nosotros y de cuánto estemos dispuestos
a darles para que puedan ofrecer todo su potencial”.
Específicamente
respecto a los indocumentados, tanto Ng como Michael Milken, presidente
del instituto que lleva su nombre, señalaron que existe una
especie de “selección natural” que hace que quienes
se aventuran a venir al país ilegalmente sean en general
personas más inclinadas a asumir riesgos y a luchar por un
futuro mejor, lo que a menudo hace que sean a la larga muy buenos
trabajadores o empresarios.
Según
el Instituto Milken, los inmigrantes (con independencia de su situación
migratoria) contribuyen anualmente en 13,000 millones de dólares
a la economía estadounidense.
Para
Antonia Hernández, presidenta de la Fundación Comunitaria
de California, ignorar o despreciar a los inmigrantes indocumentados
son formas erróneas de abordar esta realidad social.
“Están
entre nosotros, son nuestros jardineros, cuidan a nuestros niños
y buscan como todos un futuro mejor”, dice Hernández,
quien considera que la solución está en pedir a los
legisladores que encuentren la forma de legalizar a los inmigrantes
indocumentados.
Tomado
de la opinion.com
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