En torno a medio millar de opositores y seguidores de Fujimori se
encontraron el lunes por la tarde frente a la Embajada de Chile
en Lima para protestar unos y celebrar otros la detención
del ex gobernante en Santiago de Chile, adonde llegó el domingo
de forma imprevista procedente de Tokio.
Los insultos y provocaciones llevaron
a las fuerzas de seguridad a despejar la zona con gases lacrimógenos
con el objeto de detener los enfrentamientos en la céntrica
avenida Javier Prado del distrito de San Isidro.
El primer vicepresidente de Perú,
David Waisman, se unió a los manifestantes contrarios a Fujimori
y señaló que la protesta era "una reacción
propia del pueblo que pide que un reo contumaz se ponga a derecho
porque huye de la ley desde hace cinco años".
"Los fujimoristas cargan con
la responsabilidad de ser cómplices de los robos y los asesinatos,
y él (Fujimori) lideró un gobierno doloso en delitos
de derechos humanos; es por esa razón que no nos explicamos
cómo Chile permitió el ingreso impune de Fujimori",
indicó.
Por su lado, el ministro de Relaciones
Exteriores, Oscar Maúrtua de Romaña, consideró
que el caso Fujimori "es un tema de conciencia nacional"
y descartó que su presencia en Chile vaya a afectar a las
relaciones entre los dos países.
Maúrtua de Romaña
se refería a la tensión generada en la última
semana con Chile después de que el Congreso de Perú
aprobara su ley del mar que establece los límites marítimos
y que el país vecino no ve con buenos ojos.
También dijo que Lima "trabaja
intensamente" para presentar los expedientes a las autoridades
chilenas y conseguir la extradición del prófugo lo
antes posible.
El canciller confirmó que
el procedimiento se enmarca en el Tratado de Extradición
vigente con Chile desde 1932 y en cumplimiento del debido proceso
que garantiza la legítima defensa del ex mandatario.
Horas antes, el presidente Alejandro
Toledo había agradecido a Chile la detención de Fujimori,
quien renunció a la Presidencia desde Tokio en 2000 por fax
y fue detenido en la noche del domingo en Santiago de Chile tras
cinco años prófugo en Japón.
"Quiero expresar mi agradecimiento
público a Chile por un primer paso dado", dijo Toledo
en sus primeras declaraciones tras el arresto, al tiempo que se
cuestionaba cómo la Interpol no detectó al ex presidente
fugado en las escalas que realizó en distintos países,
entre ellos México, antes de arribar a la capital chilena.
Desde la ciudad mexicana de Tijuana,
el administrador del aeropuerto de ese lugar, Enrique Valle Alvarez,
informó de que el nombre de Alberto Fujimori no figuraba
en los documentos del plan de vuelo a México del avión
que transportaba al ex mandatario peruano.
Al tiempo, la Embajada de EEUU en
Lima dijo que si Fujimori entró a este país lo hizo
con nombre falso, ya que "no tiene visa y hay una ley que obliga
a capturar a toda persona considerada prófugo de la justicia",
en respuesta a las versiones que apuntan a que pisó suelo
norteamericano.
El vuelo de Aerocardal se realizó
en un avión fabricado por la empresa Bombardier que cubrió
la ruta Tokio-Tijuana-Santiago con sus 11.000 kilómetros
de autonomía de vuelo, confirmaron a EFE portavoces de las
fuerzas de seguridad de Perú.
Los dueños de esta aerolínea,
filial de Global Express, son los acaudalados empresarios chilenos
Michael Kauffman Buenger y Tamara Kaufman Ritshcka.
Bombardier es el tercer fabricante
aeronáutico mundial, por detrás de Boeing y Airbus,
y está especializado en el sector de aviones regionales,
destinados a distancias cortas y medias con una capacidad de entre
40 y 90 pasajeros.
Alberto
Fujimori afronta 20 procesos penales por delitos que van desde abuso
de poder hasta consentir que "escuadrones de la muerte"
causaran varias masacres durante los años en que gobernó
Perú. EFE
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