Nadie
le puede negar eso, sea cual sea la autoridad que se oponga, civil
o religiosa", dice el escritor portugués.
En vísperas de la presentación
mundial de su última novela, "Las intermitencias de
la muerte", que tendrá lugar el próximo viernes
en Lisboa, Saramago afirma: "en nombre de quién la sociedad
niega eso", ya que, matizó, "nadie puede decir
no a la eutanasia".
Sobre "Las intermitencias de
la muerte", recuerda que la idea de escribir ese libro surgió
cuando leía "Los cuadernos de Malte Laurids Brigge",
de Rainer María Rilke.
"Son páginas extraordinarias,
y entonces se me ocurrió tal idea", destaca, para asegurar
que cuando en un libro se habla de la muerte se parte de la idea
de que es una obra seria.
El escritor cree que pasamos demasiado
tiempo pensando en qué hay después de la vida, mientras
que habría, en su opinión, que concentrarse en lo
que pasa en la vida ordinaria.
Además, subraya que "Las
intermitencias de la muerte" fue escrito con alegría,
"una alegría que no sólo viene del tono irónico,
sarcástico a veces, divertido, sino porque es como sentirse
superior a la muerte y decir estoy jugando contigo".
Reconoce que a sus 83 años
conserva la lucidez suficiente para saber que "soy realmente
un viejo, que se mantiene y trabaja".
"Sería horrible que
fuésemos inmortales en esta vida. Con la muerte nos prometen
la vida eterna en otra vida y la Iglesia nos dice que contemplaremos
al Señor, y me parece que contemplar la cara del Señor
para toda la vida es un poco fuerte", dice.
El
nuevo libro de Saramago, publicado por la editorial lusa Caminho
con el título de "As intermitencias da morte",
ya está a la venta en Portugal, España, Chile, México,
Colombia y Argentina. EFE |