De
ese valor supremo habló el director de la Real Academia Española
de la Lengua, Víctor García de la Concha, al presentar
la obra después de seis años de trabajos, en un acto
al que acudieron los directores de las 22 Academias de la Lengua
Española, autoras todas ellas del Diccionario.
También
asistieron responsables de los medios de comunicación del
mundo hispanohablante, que han colaborado en el proyecto.
La
ministra española de Educación, María Jesús
San Segundo, refrendó con su presencia la importancia de
un Diccionario concebido para "dar cuenta de la riqueza de
la lengua española, de su unidad en la diversidad" y
que servirá para mostrar a los hispanohablantes que "ningún
país, ninguna región, puede arrogarse el monopolio
del buen uso del idioma".
Editado
por Santillana, el Diccionario está ya a la venta en las
librerías españolas a 29,90 euros (unos 35,8 dólares)
y, a partir de hoy, se distribuirá paulatinamente en América,
donde costará de 24 a 25 dólares.
La
tirada inicial es de 160.000 ejemplares y pronto se ofrecerá
en formato electrónico.
El
director del Instituto Cervantes, César Antonio Molina; Francisco
de Bergia, director general adjunto de Telefónica, patrocinadora
del Diccionario, y numerosos académicos, entre ellos autores
que se citan en la obra como Mario Vargas Llosa o Arturo Pérez
Reverte, acudieron a esta "fiesta del lenguaje" que supone
lanzar una obra destinada a 400 millones de hispanohablantes.
El
Diccionario consolida definitivamente la política lingüística
panhispánica que las Academias llevan a cabo desde hace años
y que consiste en que las principales obras de referencia que publican
no representen sólo el español de España, sino
de todos los países hispanohablantes.
Después
le tocará el turno a la Gramática, que se publicará
en 2007.
Este
Diccionario está dirigido a la persona de la calle porque,
según García de la Concha, es allí donde "se
hace el lenguaje", y tiene su origen en los centenares de consultas
que a diario llegan a las Academias.
Como
resaltó la filóloga Elena Hernández, coordinadora
de la obra, de las 7.250 entradas con que ésta cuenta, 56
son temáticas y ofrecen amplia información sobre el
uso de las mayúsculas, formación de plurales o del
femenino, normas de acentuación, dequeísmo, voseo
y concordancia, entre otros.
 |
Hay
varios apéndices sobre modelos de conjugación
verbal, topónimos y gentilicios, abreviaturas y símbolos
o signos no alfabetizables.
Cada
entrada va ilustrada con numerosas citas extraídas
de 1.600 obras y 300 publicaciones periódicas.
La
"idea concreta" de hacer un diccionario de este
tipo surgió en 1999 y partió de Alfredo Matus,
director de la Academia Chilena de la Lengua, recordó
García de la Concha.
|
Por
su parte, Matus subrayó que el Diccionario "no se ha
realizado a espaldas de los hispanohablantes, sino para ellos y
con ellos".
"Por
eso, es una obra lexicográfica realista. Se atiene al principio
de objetividad platónico de 'decir las cosas como son' y,
por tanto, su mayor timbre de gloria consistirá en que todos
los hispanohablantes se reconozcan en ella", dijo Matus, quien
subrayó que en esta obra se han tenido en cuenta la norma
común y las variedades regionales más significativas.
"Chile
y Venezuela tienen tanto derecho como Andalucía y Aragón
para que se toleren sus diferencias, si las patrocina" la norma
culta, destacó Matus, para quien el Diccionario "no
es una obra neutra, aséptica, sino que se compromete, toma
partido".
Gonzalo
Celorio, secretario de la Academia Mexicana de la Lengua, explicó
por qué se ha tenido en cuenta la norma culta para responder
a las dudas que se plantean y Pedro Luis Barcia, presidente de la
Academia Argentina de Letras, expuso los criterios seguidos en el
tratamiento de los neologismo y extranjerismos. EFE
|