Müntefering y Schroeder se repartieron los papeles: uno despidió
al otro con la debida emotividad pero sin entrar en excesivo sentimentalismo,
un rasgo que le es ajeno a ambos.
Sin
embargo, entre el medio millar de delegados fue sobre todo la despedida
de Schroeder, quien hoy pronunció su último discurso
como canciller y quien, a diferencia de Müntefering, se retira
del primer plano político, la que arrancó más
de una lágrima.
A los vítores y ovaciones con que respondieron al homenaje
que le dedicó Müntefering -habló de su difícil
camino como hijo de un trabajador que llegó a ser canciller-
se sumó al final de su intervención un aplauso que
se prolongó durante doce minutos.
"Alemania
ha conseguido mucho durante los siete años de gobierno que
han escrito historia socialdemócrata en Alemania y de los
cuales no olvidaremos sobre todo dos cosas: la valentía para
renovar y poner en marcha la agenda 2010 pese a la resistencia de
la población y de nuestras bases y haber convertido el país
en una potencia pacífica, soberana que decide por si misma
lo que hace a nivel internacional", dijo Müntefering.
"Todos
estamos orgullosos de ti. Sigue, por favor, presente", concluyó
el saliente presidente su elogio al saliente canciller.
Schroeder
no fue menos emotivo en sus palabras hacia Müntefering, de
quien resaltó sobre todo su carácter leal y solidario.
"El encarna en persona el dicho de que no se debe ser el amo
de nadie pero tampoco el siervo", dijo.
El
canciller evitó hacer un análisis en público
sobre las causas que llevaron a Müntefering a tirar la toalla
-la rebelión interna de los miembros de la presidencia del
SPD que no estaban dispuestos a aceptar a su candidato a la secretaría
general- pero sí dejó claro que en su opinión
no hubiera visto necesaria la retirada.
"El
partido te necesita en el gobierno (Müntefering asumirá
la vicecancillería) y hubiera querido seguir teniéndote
como presidente", señaló Schroeder para añadir
que su decisión merecía el "máximo respeto".
Pero
tanto Schroeder como Müntefering dedicaron la mayor parte de
sus respectivos discursos para pedir el apoyo de las bases a un
proyecto rechazado hasta hace pocas semanas, la gran coalición
con los cristianodemócratas, tras casi cuarenta años
de rivalidad.
El
acuerdo de coalición, que contempla medidas inicialmente
tan rechazadas por los socialdemócratas como el aumento del
IVA, será sometido esta tarde al voto de las bases, que además
deberán demostrar con su sufragio en qué medida apoyan
a Müntefering como vicecanciller y ministro de Trabajo.
"Quiero
aprovechar mi última intervención como canciller en
un congreso socialdemócrata para pediros que apoyéis
la gran coalición y además que respaldéis con
un voto contundente la difícil labor de Müntefering
como vicecanciller", dijo Schreoder.
Reconoció
que la coalición con los cristianodemócratas no refleja
necesariamente el modelo social que defiende su partido pero subrayó
que por otro lado ofrece la oportunidad de que Alemania salga del
bloqueo en el que se ha encontrado en los últimos años
por culpa de la diferencia de mayorías en las dos cámaras
legislativas que ha impedido sacar adelante una serie de proyectos.
Müntefering,
por su parte, sostuvo que los negociadores del SPD habían
conseguido imponerse más de lo que podría parecer
a primera vista, y, como ejemplo, citó el haber evitado la
eliminación de la autonomía de los agentes sociales
o "el abandono de la energía nuclear" (los conservadores
querían en principio prolongar el periodo de desconexión
de las centrales).
La
segunda jornada de congreso estará dedicada a votar a la
nueva cúpula, con Matthias Platzeck, como sucesor de Müntefering.
EFE
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