Las paradojas de la sociedad
de la Información
   

18 de noviembre de 2005

Entre los días 16 y 18 de noviembre se ha celebrado en Túnez la segunda fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI). Una gran paradoja ya que el gobierno tunecino del presidente Zina El Abidina Ben Ali es conocido a nivel mundial por su falta de respeto a los derechos humanos, haciendo especial hincapié en la censura a la libertad de expresión.


La primera parte de esta cumbre tuvo lugar en Ginebra en diciembre de 2003, donde representantes de 175 países sentaron los cimientos de la CMSI, culminando en una Declaración de Principios y un Plan de Acción.

La principal meta marcada es que en el año 2015 todas las escuelas, aldeas y hospitales del mundo tengan conexión a Internet y que una de cada dos personas tenga acceso a la red.

Los principales problemas resultantes de la primera reunión fueron dos: por un lado, el gobierno de Internet, en manos de Estados Unidos a través del Internet Corporation for Assigned Names and Numbers (ICANN), una institución directamente dependiente del departamento de Comercio de los Estados Unidos y que se rige por las reglas del estado de California.

El poder que le otorga esta posición llega hasta el punto de que si al gigante norteamericano se le antoja, es capaz de bloquear el acceso a todas las páginas de la red, así como evitar que se mande un solo correo electrónico en cualquier país. Por otro lado, la creación de un Fondo de Solidaridad Digital para África, para acercar el mundo “internaútico” a las sociedades más pobres del continente casi siempre olvidado.

A medida que avanzan los adelantos tecnológicos, se hace más palpable la división entre quienes tienen acceso a ellos y los que no pueden. Pero esta grieta no sólo afecta a los países en vías de desarrollo.

Dentro de los países más desarrollados también hay otros baremos que indican que no todo el mundo accede por igual a ellos como pueden ser el generacional o de género.

Ha llamado mucho la atención el escenario elegido para albergar esta cumbre. Túnez no se caracteriza precisamente por respetar la libertad de expresión.

A pesar de que su infraestructura de Internet es buena, incluidos 300 cibercafés administrados por el gobierno y destacando el acceso de la mayoría de los centros de enseñanza media y universidades, el control a la red por parte de las autoridades es tremendamente férreo.

El mismo lunes 14 de noviembre, dos días antes de que se iniciara la cumbre, decenas de policías tunecinos golpearon a Omar Mestiri, director de la revista Kalima, conocida por investigar casos de corrupción y registrar violaciones de derechos humanos en el país tunecino.

Posteriormente también se cargó contra los representantes de organizaciones como Human Rigths Watch. Mestiri aún puede considerar que tuvo suerte, ya que el corresponsal del periódico francés Libération pasó la noche del domingo en la cárcel. Su delito, un reportaje acerca de las violaciones de los derechos humanos en Túnez.

La conclusión ideal que se debería extraer de la CMSI sería, no sólo el reconocimiento por parte de los países desarrollados de la injusticia en el acceso a las nuevas tecnologías de los menos favorecidos, sino un plan de acciones encaminado a acortar estas diferencias.

Si dejamos de lado la parte utópica de esta afirmación, veremos en los próximos días los resultados de esta cumbre que esperemos, no se quede en papel mojado.

Tomado de consolidario.org

 
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