El cardenal, quien arribó hoy al país, realiza una
visita a la capital salvadoreña para participar en un encuentro
con la Unión de Enfermos Misioneros del Arzobispado de San
Salvador y regresará mañana a Honduras.
En una rueda de prensa, Rodríguez expresó que "para
mí una de las grandes interrogantes frente a estos tratados
es si son verdaderamente para que la humanidad progrese o para que
progrese el mercado".
Indicó que "porque cada vez que el ser humano quiere
divinizar sus criaturas, cae en la idolatría y tarde o temprano
fracasa y se le pasa la factura, la factura para mí es una
pobreza creciente que lejos de disminuir va aumentando".
El sacerdote sostuvo que la pobreza "es una brecha como un
bofetón ante la comunidad internacional que ya lleva cinco
años de haberse propuesto unas metas del milenio que no se
ven por ningún lado a dónde se va a llegar en el 2015
a reducir la pobreza a la mitad".
Los ocho objetivos de desarrollo del Milenio, que abarcan desde
la reducción a la mitad de la pobreza y la consecución
de la enseñanza primaria universal para el año 2015,
son un plan convenido por todas las naciones del mundo y las instituciones
de desarrollo.
Sobre el TLC entre Estados Unidos y Centroamérica, el cual
entrará en vigencia el 1 de enero; el cardenal afirmó
que "nosotros debemos afrontar una realidad, esos tratados
ya están firmados y creo que no se pueden revocar".
Sin embargo, reflexionó que "tenemos que darnos cuenta
que la máxima del señor Jesús en el Evangelio
'el sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado'
la podemos traducir ahora en nuestro tiempo: la economía
es para el hombre y no el hombre para la economía".
"Ante el altar del dios mercado no se puede sacrificar al ser
humano, entonces vamos a ver qué realizaciones traerá
(el TLC). Yo diría entonces, está firmado, qué
camine y en la marcha determinemos si hay cosas buenas, potenciarlas,
y si hay cosas malas, corregirlas", concluyó el arzobispo.
Mientras los presidentes de Centroamérica y el sector de
las grandes empresas insisten en los beneficios que producirá
el TLC para las economías de la región, muchas organizaciones
sociales han expresado su temor a que éste genere más
pobreza y desempleo. EFE
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