"Incluido
el tsunami del pasado 26 de diciembre, los últimos doce meses
han constituido uno de los años más destructivos respecto
a desastres naturales y meteorológicos", aseguró
hoy el secretario general de la OMM, Michel Jarraud, en una rueda
de prensa.
Aunque sólo el tsunami mató a unas 225.000 personas
en el sudeste asiático y el terremoto del pasado 8 de octubre
en Pakistán a cerca de 70.000, el gran número de tormentas
tropicales y huracanes registrados también han contribuido
a que los daños de los desastres naturales del último
año sean los más elevados de la historia.
Sólo
estos últimos fenómenos naturales han generado pérdidas
cercanas a los 170 millones de dólares, según la organización
dependiente de la ONU, que recuerda que, no en vano, 2005 ha sido
el año en que más tormentas tropicales se registraron,
con un total de 26, lo que supera el máximo de 21 contabilizado
en 1933.
Igualmente,
hubo 14 huracanes, lo que supera el máximo de 12 registrado
en 1969, según la OMM, que destaca que 7 de ellos alcanzaron
una categoría de tres o más en la escala de Saffir-Simpson.
Los
efectos de tantas tormentas tropicales han sido devastadores: Sólo
"Katrina", el huracán más mortal registrado
en Estados Unidos desde 1928, dejó tras de sí al menos
1.300 muertos; al tiempo que el Wilma fue el más intenso
de los jamás registrados en el Atlántico.
Durante
este año los fenómenos naturales azotaron el orbe.
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"Desde
1995 se observa un marcado incremento en el número
de tormentas tropicales que tienen lugar cada año en
la cuenca atlántica", según Jarraud.
Ese
incremento responde a un patrón de carácter
cíclico, que conlleva a su vez una disminución
de la actividad en el Pacífico Norte, donde se registraron
23 tormentas tropicales, frente a una media de 27.
Por
otra parte, 2005 fue uno de los cuatro años más
cálidos desde que empezaron a hacerse mediciones instrumentales,
en 1861. |
El
récord de calor en los últimos 40 años lo ostenta
1998, con una temperatura 0,55 grados superior a la media calculada
entre 1961 y 1990 (14 grados), mientras que el incremento registrado
en 2005 sobre ese promedio es de 0,48 grados.
Por hemisferios, la temperatura media del norte sí fue la
más alta de las registradas desde 1861 y la del sur la cuarta
más elevada, con incrementos de 0,65 y 0,32 grados, respectivamente.
Los
pasados junio y octubre fueron los más calurosos de la historia
y el calentamiento fue especialmente relevante, según Jarraud,
en amplias zonas de Africa, Australia, Brasil, China y Estados Unidos,
así como en el Atlántico Norte y el Océano
Indico.
Sin
embargo, para la OMM no existen evidencias de que la "excepcional
devastación de los últimos años", en términos
meteorológicos, esté relacionada con el calentamiento
del planeta, al contrario de lo que se defiende desde muy diversos
frentes.
"Me
encantaría poder responder a esa recurrente cuestión,
pero, sinceramente, no tenemos datos suficientes que nos permitan
afirmar o negar que exista una relación entre el cambio climático
y el incremento de fenómenos meteorológicos destacables,
aunque en unos años estoy seguro de que podremos contestar
esa pregunta", explicó Jarraud.
En
cualquier caso, en 2005 también se registró el nivel
más bajo jamás registrado de la capa helada del Artico,
que está un 20 por ciento por debajo de la media entre 1979
y 2004.
El
dato meteorológico esperanzador lo ofrece el agujero
de la capa de ozono sobre la Antártida, cuyo tamaño
no ha batido récords este año (aunque es el
tercero mayor de los registrados) y, además, se ha
disipado más rápido de lo habitual.
Igualmente,
el tamaño máximo del que se abre anualmente
sobre el Artico ha sido entre un 30 y un 45 por ciento inferior
al de los años ochenta.
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El
sumami en el sudeste asiático causó el mayor número
de muertes y pérdidas en la historia de la humanidad.
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Forman
parte igualmente de las rarezas de la meteorología las fuertes
sequías que este año han afectado principalmente a
amplias zonas del planeta, mientras en otras ha llovido más
de lo habitual, lo que ha causado igualmente cuantiosas muertes
y pérdidas económicas. EFE
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