Violador de Miami
enfrenta otro juicio
   
28 de diciembre de 2005

Miami - La situación legal del presunto Violador de Shenandoah, Reynaldo Elías Rapalo, se complica cada vez más. Ahora, además del juicio que le espera por cargos de violar a seis mujeres y una niña de 11 años de edad, e intentar violar a otras cuatro, se enfrenta a un cargo adicional por fugarse de la cárcel.


Rapalo, preso desde el 2003, escapó de una celda de máxima seguridad de la cárcel Turner Guilford Knight (TGK) la noche del 20 de diciembre, cuando utilizó varias sábanas atadas unas con otras como una cuerda para descender seis pisos hasta el suelo.

Ahora el acusado se encuentra en el Centro de Detención de Miami-Dade, luego de que un juez le negase fianza, encarando una posible cadena perpetua.

La policía localizó a Rapalo, de 34 años y natural de Honduras, gracias a una pista anónima que lo ubicó en un centro comercial en Bird Road y la avenida 67, donde fue detenido por dos agentes de la policía de Miami-Dade cerca de las 10 p.m. del lunes.

''Nos dijo que era un nicaragüense sin hogar que acababa de llegar a este país, pero nos dimos cuenta que era el individuo que buscábamos'', relató el detective Wayne Cox, de la unidad antinarcóticos de la policía de Miami-Dade.

Cox, de 34 años, logró atrapar al fugitivo junto a su compañero, el detective Alcides Velez.

''Nos dio un nombre falso y no tenía identificación'', explicó Velez. ``Nos preguntó si éramos agentes de inmigración, y parecía más preocupado de que lo íbamos a deportar''.

''Pero cuando le pedimos que se sentase, se dio cuenta de que éramos policías y salió corriendo'', agregó.

Tras una corta persecución a pie, y con la ayuda de una unidad canina que se encontraba en la zona, los detectives apresaron a Rapalo.

''Es un regalo tardío de Navidad'', señaló Velez, de 28 años.

Los detectives agregaron que Rapalo se sonrió cuando fue arrestado.

''Pareciera que estuviese aliviado, o a lo mejor se reía de nosotros, porque se nos pudo escapar por un tiempo'', acotó Velez.

Las autoridades están investigando quién ayudó a Rapalo a escapar de la cárcel, y a mantenerse fugitivo durante casi una semana, afirmó Katherine Fernández Rundle, la fiscal estatal de Miami-Dade.

''Vamos a investigar cómo logró tener tantas sábanas, quién lo ayudó dentro de la cárcel, y quién le dio dinero y ropa después de que se escapó'', señaló Fernández Rundle, quien añadió que la fiscalía espera mantener la fecha del 6 de febrero para el juicio contra Rapalo por las violaciones. ``Todos son sospechosos a este punto''.

Según la fiscalía, la investigación seguirá pistas de llamadas que posiblemente hizo Rapalo al salir de la cárcel, como una al padre de otro preso desde un teléfono público, que alertó a las autoridades.

Otras llamadas hechas desde el mismo teléfono público fueron rastreadas a un teléfono celular que continuó recibiendo llamadas de teléfonos públicos durante la semana. Las autoridades consideran que Rapalo puede haber sido quien hizo las llamadas.

La fuga de Rapalo destapó una controversia dentro del Departamento de Cárceles del condado. Una fuente familiarizada con las investigaciones confirmó a El Nuevo Herald que en octubre hubo dos intentos de fuga del Centro de Detención de Miami-Dade, y aunque no tuvieron éxito, permitieron a las autoridades descubrir que los detenidos estaban teniendo un acceso fácil a las sábanas del establecimiento carcelario porque una de las fugas iba a producirse a través de una ventana con una cuerda hecha con sábanas.

La preocupación de que los detenidos pudieran usar sábanas en intentos de escape fue resaltada en una fecha tan temprana como el 14 de marzo de este año, cuando tres funcionarios carcelarios sugirieron en un correo electrónico que se implantara un sistema de conteo de las sábanas similar al existente para controlar los colchones.

Sin embargo, como admitió en un memorando el director del Departamento de Prisiones y Rehabilitación del condado, Charles J. McRay, enviado el martes al administrador condal George M. Burgess, la sugerencia cayó en las redes de la burocracia y en menos de nueves meses fue recorriendo las mesas de cuatro diferentes instancias sin que se tomara una decisión firme y amplia al respecto.

De hecho, el 28 de julio se ordenó que todos los presos deberían entregar sus sábanas un determinado día de la semana, y el personal encargado de custodia debería ayudar a los de lavandería a recuperarlas.

Pero aparentemente no funcionó, porque después de los intentos de fuga en octubre, el 22 de noviembre pasado, el supervisor de la cárcel reforzó las medidas de conteo y aplicó sanciones disciplinarias a los reos que destruyeron sus sábanas y ordenó que no se podía entregar ni una sábana extra sin un pedido del médico de la cárcel.

El memorando no explica cómo, pese al refuerzo de las medidas, Rapalo pudo apropiarse de más de una sábana sin que las autoridades se dieran cuenta. Según la portavoz el departamento de prisiones, Genelle Hall: ``Estamos investigando eso''.

Tomado de elnuevoherald.com

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