Reunión
del Consejo Permanente de la OEA
01 de Febrero de 2006
Misión
de Observación Electoral de las
Elecciones Presidenciales, Legislativas y Municipales de Honduras.
Informe
Verbal del Jefe de Misión, Moisés Benamor
Atendiendo
la invitación de la Secretaría de Relaciones Exteriores
de Honduras, la Secretaría General de la Organización
de los Estados Americanos (OEA) envío una Misión de
Observación Electoral de las elecciones presidenciales, legislativas
y municipales, celebradas el pasado 27 de noviembre en Honduras.
La
Misión estuvo integrada por 113 observadores provenientes
de 15 Estados miembros de la Organización, además
de Corea, España, Japón y Suecia. Desde su instalación
se realizaron las tareas propias de observación de distintas
fases del proceso, y se llevó a cabo una estrategia de acompañamiento
diferenciada para cada partido político, con el fin de atender
de manera independiente y oportuna las inquietudes y apreciaciones
que cada uno de ellos presentaban en torno al proceso electoral.
Desde
su llegada, la Misión conoció de importantes polémicas
alrededor de la aplicación de la Ley Electoral y de Partidos
Políticos, así como sobre decisiones operativas del
Tribunal Supremo Electoral, las cuales conllevaron a que se promovieran
espacios para que los distintos actores políticos buscaran
acuerdos que permitieran el normal desarrollo de la fase previa
y posterior a los comicios.
Durante
la campaña electoral, la Misión constató los
niveles de violencia verbal entre candidatos de dos de los cinco
partidos políticos participantes en la contienda, aunque
debe destacarse que no se produjeron hechos de violencia física
durante todo el período en que se desarrolló la campaña.
Sin embargo, fue notoria la imposición de ésta lógica
de confrontación partidaria en la captación del voto,
método que impidió a la población conocer con
profundidad los planes de gobierno de cada uno de ellos.
En
cuanto al proceso electoral y su organización, es oportuno
destacar que la elaboración del material electoral se llevó
a cabo adecuadamente, que se efectuaron claros esfuerzos en materia
de capacitación y divulgación de la mecánica
del voto y que la distribución y entrega del material fue
completa y oportuna, siendo significativo el papel de las fuerzas
armadas en su coordinación y logística.
El día de la elección se observaron numerosos centros
de votación distribuidos en los departamentos y municipios
del país. Del trabajo realizado se constató que las
mesas electorales receptoras se constituyeron debidamente, y que
se llevaron a cabo con normalidad los distintos procedimientos aplicados
a la fase de votación, siendo el problema más recurrente
la imposibilidad de utilizar la tinta indeleble, aspecto que no
afectó el proceso electoral en su conjunto.
La
participación electoral se estimó en alrededor del
60%, cifra inferior a la registrada en las elecciones generales
pasadas. Este porcentaje de participación seguramente generará
la reflexión entre los actores políticos y sociales
del país, a fin de atender las eventuales razones que desmotivaron
la participación de los electores en esta ocasión.
No
obstante, la Misión reconoce como un ejemplo de compromiso
cívico de los hondureños su empeño por participar
en este proceso electoral de manera pacífica y ordenada.
Una
vez finalizado el día de la elección, el procedimiento
de transmisión de resultados no logró superar las
inquietudes acerca de la capacidad logística y los sistemas
utilizados para estos comicios, de tal manera que sólo después
de 72 horas de la elección, el Tribunal Supremo Electoral
estuvo en capacidad de difundir los primeros resultados definitivos
de la votación, situación que generó desasosiego
en la población, por cuanto los resultados de los ejercicios
de boca de urna y sondeos de opinión que divulgaban distintos
medios nacionales, otorgaban el triunfo al señor José
Manuel Zelaya Rosales del Partido Liberal de Honduras. Posteriormente,
en fecha 5 de diciembre, el Tribunal Supremo Electoral confirmó
su triunfo de manera oficial y definitiva.
En
tal sentido, la Misión hace propicia la ocasión anotar
que sí bien los procedimientos de emisión de resultados
- no oficiales- pueden ser expeditos, permitiendo a escasas horas
del cierre de una votación conocer sus resultados, estos
dispositivos pueden tener un impacto negativo en la medida que no
se lleven a cabo de manera coordinada con la autoridad electoral,
por cuanto sólo así, podrán coadyuvar a generar
la necesaria tranquilidad y sosiego en la población al momento
en que inicie la emisión de los resultados de un proceso
electoral.
Ahora
bien, en vista de lo observado el día de los comicios, la
Misión, ofreció una rueda de prensa en la cual resaltó
que la elección se desarrolló con normalidad, haciendo
posible que la voluntad de los ciudadanos hondureños se expresara
libremente. No obstante, exhortó a los partidos políticos
a actuar con respeto y tolerancia, y a trabajar por enriquecer el
diálogo y la concertación durante la etapa post-comicial.
La
Misión desea enfatizar que si bien el ánimo de confrontación
partidista logró tener impacto en el seno del Tribunal Supremo
Electoral en relación con diversos aspectos de la organización
y administración electoral, se logró constatar el
esfuerzo de la máxima autoridad electoral de privilegiar
la unidad del cuerpo colegiado.
En
este orden de ideas, la Misión confía que los integrantes
del Tribunal Supremo Electoral -conscientes de su responsabilidad
personal e institucional - como garantes de la voluntad popular
hondureña, propiciarán en lo inmediato un espacio
de reflexión y consenso entre sus miembros, con el fin de
reforzar y robustecer su compromiso con la democracia hondureña
y en especial con los procesos electorales que el futuro les depara,
privilegiando su mandato institucional a la lealtad partidaria,
un desafío que la población hondureña le ha
impuesto a su máxima autoridad electoral después de
la experiencia vivida en las pasadas elecciones del 27 de noviembre
del 2005.
Asimismo,
para la Misión los hondureños demostraron mediante
su participación que los partidos políticos son claros
intermediarios de la representación ciudadana, por lo que
es un deber de estas organizaciones promover de manera conjunta
mecanismos concertados a fin de atender las demandas y necesidades
de la población. Asimismo, es oportuno que los partidos políticos
promuevan el fortalecimiento de una cultura de respeto y tolerancia
de los resultados electorales, evitando de esta manera que la confrontación
y la inestabilidad política se conviertan en mecanismos alternativos
para resolver discrepancias.
Igualmente,
la Misión considera oportuno que en el futuro próximo
se fortalezcan los canales de comunicación entre sectores
políticos, sociedad civil y distintas instituciones del país
con el fin de propiciar la discusión alrededor de las eventuales
reformas legislativas que los hondureños tienen en consideración
para su régimen electoral.
Para
la Misión, la invitación recibida por las autoridades
hondureñas para presenciar estos comicios, además
de demostrar la confianza en el trabajo que adelanta la OEA encaminado
al fortalecimiento de la democracia hemisférica, evidencia
el decidido compromiso de los hondureños en abrir a la comunidad
interamericana sus procesos electorales, desde su propio origen,
permitiéndole a la Secretaria en el año 2005 presenciar
y observar -por primera vez- en su ya reconocida trayectoria de
observación, las elecciones primarias e internas de dos importantes
organizaciones políticas celebradas el 20 de febrero y posteriormente,
las elecciones presidenciales, legislativas y municipales del 27
de noviembre.
La
Misión deja expresa constancia del agradecimiento de la Secretaría
General a los Gobiernos de Brasil, Canadá, Corea, Dinamarca,
Estados Unidos y Suecia por sus aportes económicos, los cuales
permitieron el adecuado funcionamiento de nuestro ejercicio de observación.
Finalmente,
la Misión de Observación de la OEA desea agradecer
el apoyo, receptividad y buena disposición encontrados en
las autoridades del Estado, las instituciones gubernamentales, las
autoridades electorales, los sectores políticos y sociales,
y especialmente en la población hondureña. Todo ello
facilitó nuestro trabajo y permitió el acompañamiento
en la celebración de unas elecciones libres y transparentes,
que lograron renovar el compromiso del pueblo hondureño de
respaldar la democracia como el sistema idóneo para la construcción
de un mejor país.
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