En
las elecciones del pasado 5 de febrero, el acaudalado Arias, de
65 años, era el gran favorito y los sondeos de opinión,
que se han equivocado totalmente en sus predicciones, le llegaron
a dar, durante la campaña, hasta 25 puntos porcentuales
sobre Ottón Solís, del Partido Acción Ciudadana
(PAC, centro).
Pero
la victoria de Arias sobre Solís ha sido exigua (18.169
votos de diferencia y con un 34,6 por ciento de abstención)
y, por ende, el PAC se puede considerar, en cierta medida, también
ganador.
En
Centroamérica, de tradición conservadora en los
últimos lustros, a partir del próximo mes de mayo
habrá dos partidos en el gobierno miembros de la Internacional
Socialista: el Partido Revolucionario Democrático (PRD)
de Panamá y el PLN de Costa Rica.
Los
gobiernos conservadores en la región están representados
por Enrique Bolaños, en Nicaragua; Elías Antonio
Saca, en El Salvador; Oscar Berger, en Guatemala, y Manuel Zelaya,
en Honduras.
En
Nicaragua, la izquierda sandinista tiene opción de recuperar
en noviembre próximo el poder en las urnas, favorecida
por la división en las formaciones conservadoras y por
escándalos de corrupción que salpicaron al gubernamental
Partido Liberal.
En
El Salvador, el Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional (FMLN) cuenta a su favor con algunos sondeos que indican
que tiene posibilidades de ganar los comicios legislativos y municipales
del 12 de marzo, en los que se enfrenta, una vez más, a
la gubernamental y derechista Alianza Republicana Nacionalista
(ARENA).
La
Costa Rica con la que se va a encontrar Arias, cuando tome posesión
el próximo 8 de mayo, poco tiene que ver con aquella que
gobernó de 1986 a 1990, cuando su país estaba considerado
la Suiza de América Latina.
Ahora
los indicadores económicos han bajado, la inmigración
nicaragüense se hace notar y la corrupción se ha instalado
como en los demás países de la región.
La
receta de Arias pasa hoy por el libre comercio, la apertura de
las telecomunicaciones y los seguros, el fortalecimiento de la
educación y un sistema tributario más justo.
El
nuevo escenario político se caracteriza por el fin del
bipartidismo y el resurgimiento del PAC y Solís, con su
lucha por la austeridad y la regeneración, en un país
que cuenta con tres ex presidentes implicados desde 2004 en escándalos
de corrupción.
Uno
de los grandes retos de Arias será afrontar la polarización
que hay en Costa Rica por el Tratado de Libre de Comercio entre
Centroamérica y Estados Unidos.
El
rechazo al TLC -que únicamente Costa Rica todavía
no ha ratificado entre los países centroamericanos- amenaza
con convertirse, en el próximo periodo, en uno de los ejes
de las luchas políticas y sociales.
Mientras
Arias asegura que la aprobación del acuerdo generará
más inversiones y empleo, Solís argumenta que supone
una amenaza a muchos campesinos, al sector de telecomunicaciones
y a la industria.
Por
el momento, Arias ya ha adelantado que buscará el diálogo
con diferentes sectores políticos y sociales del país
para encontrar puntos en común.
Pero
el nuevo gobierno va a tener una estrecha capacidad de maniobra
en el Parlamento pues, según las proyecciones electorales,
el PLN sólo contará con 25 legisladores, con lo
cual no alcanzará la mayoría simple (29 de 57 diputados).
Ante
esta situación, el altivo y orgulloso Oscar Arias tendrá
que cumplir a rajatabla lo que anunció al conocer su apretada
victoria: 'Ahora viene una etapa de escuchar mucho a la gente,
de dialogar'. No le queda otra.