Religiosos rechazan su utilización

15 de marzo de 2006
Redacción Proceso Digital

No todos ven con buenos ojos el funcionamiento de este tipo de negocios y la venta de semejantes artículos. Para religiosos y profesionales consultados por Proceso Digital que el uso continuo e incontrolado de estos aparatos pueden conducir a la dependencia e incluso a la perversión y la depravación sexual.

Algunos ministros de congregaciones señalan que Dios proveyó al hombre y la mujer de sus órganos genitales y reproductores para su disfrute, pero dentro del orden establecido que es el matrimonio, y fuera de eso, cualquier tipo de relación sexual o uso de medios artificiales, pueden considerarse como una aberración o desviación que conduce a la inmoralidad.

Para algunos el uso de estos objetos pueden conducir a la inmoralidad.
Soriano no comparte esa tesis y defiende su actividad comercial, señalando que el uso de un juguete erótico puede llevar a una pareja a gozar aún más de su sexualidad, e incluso puede ayudar a evitar la infidelidad y el contagio de enfermedades mortales como el sida u otras de transmisión sexual, muy comunes en Honduras.

Según estudios, en Honduras más de la mitad de los hombres tienen problemas de erección y de eyaculación, pero ninguno se atreve a ir a un doctor y sexólogo a contarle sus problemas por el que dirán y el machismo que aún predomina en la sociedad hondureña.

Sicólogos consultados señalaron que el uso de este tipo de juguetes es una práctica cada vez más extendida entre algunas parejas y entre hombres y mujeres, pero que no es aceptado abiertamente o en público.

Por otro lado, el uso mal entendido de estos artículos sexuales puede rayar con la pornografía, pero que si se visualiza como medio para el placer sexual natural del ser humano, no tiene por qué ser estigmatizado o manejarse en un mundo turbio o ser un tabú.

En una encuesta realizada por este medio, los hondureños sienten todavía rubor cuando se les consulta sobre el tema y algunas señalaron que no los comprarían porque rayan con la moral y las buenas costumbres.

Para los profesionales, no se debe entender el uso de estos artefactos como una degeneración, sino que como algo complementario dentro de una buena relación sexual. "La única condición es que sea consentido por las personas que van a participar".

"El uso de estos aparatos ayuda a que el deseo sexual permanente se canalice en la pareja y no en alternativas como podrían ser los amantes". Además, en las mujeres, la anorgasmia, frigidez y el vaginismo, pueden resolverse con su uso previa terapia.

 
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