Los
republicanos presentaron el jueves pasado un nuevo plan migratorio
que, ante la falta de suficientes votos que lo respalden, tendrá
que esperar hasta después del receso de dos semanas por
las la Semana Santa, según ha reconocido el líder
de la mayoría en la Cámara Alta, el republicano
Bill Frist.
En
el pleno del Senado, los legisladores votaron en contra de poner
fin al debate sobre la propuesta presentada por los republicanos
Chuck Hagel y Mel Martínez, lo que elimina la posibilidad
de que el Senado se pronuncie sobre ella antes del receso legislativo.
Ese
escenario fue una repetición de lo ocurrido el jueves,
cuando los demócratas sólo lograron 39 de los 60
votos mínimos necesarios para proceder al voto definitivo
de otro proyecto de ley, que patrocinada el republicano Arlen
Specter.
Los
principales líderes demócratas y republicanos del
Senado indicaron durante una rueda de prensa que continuarán
con su presión para una reforma migratoria sea aprobada.
"Estamos
aquí para decir que esta lucha no ha terminado. Nos vamos
a un receso (legislativo de dos semanas) pero seguiremos presentándola
y presentándola hasta lograr su aprobación",
dijo el senador republicano John McCain, flanqueado por colegas
de ambos partidos.
"Creemos
que tenemos los votos y tenemos los votos para bloquear cualquier
enmienda" que descarrile el proceso, agregó el senador
de Arizona.
Por
su parte, el senador demócrata Edward Kennedy enfatizó,
al igual que en otros asuntos polémicos ante el Congreso,
que "la única forma" en que se han logrado hemos
"progresos" al respecto es cuando ambos partidos han
trabajo "juntos".
"Entendemos
que es un asunto complejo y difícil, entendemos que hay
una gran carga emocional al abordar el asunto de la inmigración...y
que siempre hay una oportunidad de tratar de descarrilar una respuesta
significativa y de amplio alcance", manifestó Kennedy,
uno de los promotores de la reforma migratoria.
La
propuesta Hagel-Martínez divide a los inmigrantes ilegales
en tres categorías: los que están desde hace más
de cinco años en el país, los que llevan entre dos
y cinco años, y los que llegaron hace menos de dos años.
La
medida que finalmente apruebe el Senado para decidir la suerte
de cerca de 12 millones de inmigrantes indocumentados tendrá
que ser armonizada con la que aprobó la Cámara de
Representantes el pasado 16 de diciembre. EFE