Futuro de estudiantes amenazado por leyes migratorias
   
13 de abril de 2006

El Paso - El personal del Programa de Educación para Migrantes (MEP, en inglés) que ofrece apoyo a los menores que se ausentan constantemente de las aulas para acudir a los campos de cultivo, temen que se cancele el proyecto si el Congreso federal aprueba la propuesta de ley Sensenbrenner.


El personal dedicado a ayudar a los hijos de campesinos itinerantes a triunfar en sus estudios, a pesar de sus ausencias constantes de las aulas, temen lo peor.

Si se aprueba la propuesta Sensenbrenner, el único programa destinado a ayudar a esos alumnos a salir adelante, podría concluir, ya que la mayoría de los niños en el programa son indocumentados.

La historia de estos niños es ya de por si difícil, dice Martha Rivera, directora del programa.

La mayoría sufre de frío, hambre y abusos de todo tipo en los campos a los que acuden con sus padres, que siguen las cosechas, donde encuentran trabajo ocasional como "pizcadores".

En Texas hay actualmente 149.631 niños migrantes inscritos en el programa.
La trabajadora social María Ríos, afirmó que por ahora la mayor preocupación es que la Cámara de Representantes logre convencer al Senado de que apruebe la propuesta de ley Sensenbrenner, que convertiría en delito el ayudar al inmigrante indocumentado.

"En nuestro programa la mayoría de los niños son mexicanos, hijos de trabajadores del campo, y sabemos que es posible que muchos de ellos no tengan documentos migratorios", dice.

Al igual que las escuelas, el MEP no exige prueba de residencia a los que ayuda.
"De aprobarse esa ley, nuestros niños, muchos de ellos talentosos, tendrían que abandonar sus estudios", añade.

Ríos menciona que estos niños se enfrentan a situaciones impensables para niños de familias estables.

"Generalmente van a la cosecha con los padres, por lo que abandonan por meses sus clases, sufren de fríos intensos, hambre y cansancio cuando esperan junto con sus padres el final de la jornada del día", dice.

Entre las niñas que se quedan en las barracas esperando a los padres, se registran altos niveles de embarazo", comenta Ríos, quien dice que en una de las familias tres chicas quedaron embarazadas a los 13 años.

La pizcadora Patricia Gámez tuvo que huir de México para salvar su vida.
"Decidí vivir", cuenta la mujer, quien huyo después de que el que fuera su esposo la apuñalara en frente de su hija, que entonces tenía cinco años.

Gámez ingresó como indocumentada a Estados Unidos, y como no tenía oficio, se fue a trabajar al campo.

"Mis hijos se iban conmigo a los campos, y los veía temblar de frío y llorar de hambre", dice.

Gracias al programa, su hija, que ahora tiene 6 años, e hijo, de 16, se integraron al sistema de educación estadounidense.

Gámez se dio cuenta de que tenía que dejar los trabajos agrícolas cuando, por el frío, su hija comenzó a padecer de problemas pulmonares.

"Pedí entonces asilo político, porque mi vida corría peligro si regresaba a México", dijo. El asilo le fue concedido el año pasado.

Hoy su hijo, que una vez intentó suicidarse por las dificultades de la vida en el campo, se prepara para estudiar medicina forense.

La niña, ya en cuarto grado, también quiere ser médico.

Gracias a que ahora tienen documentos, los hijos de Gámez ya pueden solicitar becas y préstamos para hacer realidad sus sueños.

"No todos nuestros niños hijos de cosechadores itinerantes tienen la misma suerte que los Gámez", dice Ríos.

Explica que los sueños de superación de al menos el 20 por ciento de estos niños que se graduan con honores de secundaria se ven frustrados, porque son indocumentados y no cumplen los requisitos para recibir ayuda para financiar una carrera.

"Es muy triste visitar el hogar de un niño que fue brillante en la escuela, que estaba lleno de entusiasmo y sueños, y encontrarlo frente al televisor, haciendo nada", expone Ríos.

Indica que la única esperanza para ellos es la aprobación del Dream Act, que les daría acceso a ayuda económica para los estudios superiores.

"Después de todo, ¿por qué castigarlos a ellos, si no fueron quienes decidieron ingresar como indocumentados al país", se pregunta Ríos. EFE