Sin
embargo, Goeas advirtió en una conferencia de que en particular
"las marchas en las que hubo inmigrantes que agitaban banderas
mexicanas, en lugar de agitar banderas estadounidenses como la
gran mayoría, tuvieron algún impacto negativo"
en la opinión pública.
"La
gente quiere a los inmigrantes en este país porque desean
ser estadounidenses, y creo que esa reafirmación de la
bandera estadounidense es una parte muy positiva de eso",
comentó.
Sobre
la base de diversas encuestas, Goeas aseguró que la población
"cree que hay un problema. Quiere asegurar la frontera, quiere
acabar con la inmigración ilegal".
Pero,
al mismo tiempo, "es muy razonable con los 11 o 12 millones"
de inmigrantes indocumentados en EEUU y quiere aumentar la inmigración
legal, manifestó Frank Sharry, director del Foro Nacional
de Inmigración, indicó que existe "una convergencia
notable de inmigrantes en las calles, banderas estadounidenses
que dicen que quieren ser ciudadanos, con encuestas que revelan
que el público está frustrado porque sus líderes
no han logrado resolver este problema".
"La
única pregunta es si nuestros líderes van a alcanzar
una solución pedida por el público y los inmigrantes",
señaló Sharry, cuya organización independiente
promovió la conferencia sobre reforma migratoria y opinión
pública.
"Es
más fácil enfocar este debate en cuanto a que si
eres más duro o eres blando, o si estás por más
o por menos (inmigrantes), pero la respuesta es que tenemos que
ser listos y justos, ser duros y abrirnos, y eso es difícil
de tragar para los políticos", añadió
el experto.
Sergio
Bendixen, director de la encuestadora Bendixen y Asociados, sostuvo
en base a estudios propios que "el mayor impacto de las manifestaciones
ha sido unificar a la comunidad hispana en este tema".
"También
pienso que tuvieron un impacto en el debate general, porque estas
manifestaciones no son sólo de gente que estaba indocumentada
o inmigrantes ilegales; muchos de ellos eran inmigrantes legales,
muchos eran hispanos nacidos en EEUU", observó.
Según
Bendixen, eso refutó el "argumento de miembros del
Congreso, que dice que muchos inmigrantes legales tienen una opinión
negativa de los ilegales".
A
su juicio, las manifestaciones "muestran que básicamente
todos los hispanos, y en ese aspecto todos los inmigrantes, están
ofendidos por el tono y la sustancia del debate inmigratorio".
Bendixen
afirmó que muchos de los inmigrantes indocumentados "arriesgaron
sus vidas" para vivir en EEUU y "sería muy difícil
para ellos aceptar cualquier programa que requiera que se vayan
de regreso", aunque colaborarían con un proceso que
garantice su legalización.
Tamar
Jacoby, experta en inmigración del Instituto Manhattan,
manifestó su asombro porque "el público está
prestando atención de un modo totalmente novedoso"
al debate migratorio.
Aseguró
que en diferentes grupos de trabajo formados para comprender la
opinión pública estadounidense sobre el tema se
observa una evolución hacia posturas más "prácticas"
respecto los inmigrantes indocumentados.
David
Mermin, socio de Lake Research, una encuestadora vinculada al
Partido Demócrata, advirtió de que los votantes
estadounidenses van a ser muy resistentes" a cualquier acción
del gobierno mexicano en materia migratoria que vean como una
intromisión en los asuntos políticos de su país.
EFE