"Estamos hablando de una población flotante, que forma
un interminable cinturón de pobreza" dijo Enrique
Flores López, comisionado estatal para la atención
a los migrantes en Sonora, durante una reciente visita a esta
ciudad.
Una
vez que son deportados por las autoridades norteamericanas, los
inmigrantes quedan a la deriva, cansados, derrotados y sin un
peso o dólar, para pagar tan siquiera un boleto de camión
para regresar a sus pueblos de origen.
Por
lo que muchos deciden refugiarse en parques, plazas públicas
o iglesias para descansar y esperar, nuevamente el mejor momento
para "cruzar de nuevo'.
Todos los días es el mismo panorama, docenas de inmigrantes
caminando por las calles de las ciudades fronterizas del lado
mexicano, esperando el momento oportuno para "cruzar al otro
lado".
Problemática
que se ha incrementado a medida de que el flujo migratorio ha
ido en aumento desde que el gobierno norteamericano debate una
posible reforma migratoria, que podría regular el estatus
de los millones de indocumentados que viven y trabajan en los
Estados Unidos.
El
estado de Arizona comparte cerca de 588 kilómetros de frontera
con el estado mexicano de Sonora, la cual en la ultima década
se ha convertido en el principal punto de cruce de inmigrantes
indocumentados.
Del
lado mexicano, sobre todo las ciudades de Nogales, Sasabe, Sonoita,
Naco y Agua Prieta, se han convertido en el centro de concentración
de miles de inmigrantes provenientes del centro y sur de México,
que buscan alcanzar a cualquier precio el tan deseado "sueño
americano".
Además
de los mexicanos, a estas regiones también llegan inmigrantes
provenientes de otros países centro y sudamericanos, así
como europeos e inclusive africanos.
La
constante llegada de candidatos a indocumentados, sumados a los
que diariamente son deportados, crea un ambiente donde los inmigrantes
se convierten en el blanco de asaltantes que no solo roban sus
pertenencias, sino también violan a sus mujeres.
Son víctimas de bandas de asaltantes que en las calles
se conocen mejor como "los fajadores".
"Algunos
se ven obligados a robar, por la necesidad misma de sobrevivir,
así como las mujeres se ven forzadas a prostituirse para
poder alimentar a sus hijos", aseguro Flores López.
Otro
peligroso fenómeno es la relación tan estrecha entre
el tráfico de indocumentados y el de drogas, ya que autoridades
locales se han percatado que cada vez son más los indocumentados
que son obligados a "cruzar" paquetes de drogas, a cambio
inclusive de sus propias vidas.
Para
aliviar un poco la problemática en la frontera, el gobierno
de Sonora estableció en el 2004 la Comisión Estatal
para la Atención de Migrantes, la cual se encarga de coordinar
esfuerzos con otras organizaciones para brindarles ayuda.
Recorriendo
la frontera, la comisión se encarga de regalar ropa, agua
y comida a los inmigrantes. Así como a medida de sus posibilidades
les proporcionan atención medica, a los indocumentados
que son deportados por la Patrulla Fronteriza y no pueden ni siquiera
caminar por las terribles quemaduras y ampollas que tienen en
los pies, tras días y días de camino bajo el candente
sol del desierto.
Como
una opción para solucionar un poco la problemática
en la frontera, el arquitecto Flores López ha propuesto
al gobierno federal mexicano la construcción de tres albergues
para los inmigrantes que son deportados en las ciudades fronterizas
de San Luis Río Colorado, Nogales y Agua Prieta.
Cada
albergue tendría un costo aproximado de 4,5 millones de
pesos (unos 409.000 dólares) y tendrían una capacidad
para albergar hasta 160 inmigrantes.
De
acuerdo a estadísticas de la Patrulla Fronteriza, al termino
del año fiscal 2005, mas de 500.000 inmigrantes indocumentados
fueron arrestados y deportados solamente en la frontera de Arizona.
Ello
representó cerca del 52 por ciento del total de arrestos
hechos a lo largo de la frontera entre los Estados Unidos y México.
EFE