Para
José Rony Rodríguez Calderón, capitán
de las Fuerzas Armadas estadounidenses y oriundo del departamento
de Nacaome, Valle, no fue fácil alcanzar su “sueño
americano”, pero con esfuerzo, valentía y mucho
trabajo logró llegar hasta donde él lo ha hecho
hoy.
Hace 23 años este “catracho” cambio las tierras
áridas de la zona sur de Honduras, por la ciudad de los
rascacielos, New York, al decidir mudarse y comenzar una nueva
vida en Estados Unidos, lejos de sus amigos y de su familia.
“Me acuerdo que cuando estaba en la Escuela soñaba
con entrar en el ejército norteamericano e inclusive
ya en secundaria conseguí la dirección de un reclutador
del Army y le escribí preguntándole si me podían
aceptar. En ese tiempo yo desconocía de las leyes migratorias,
pero ellos me contestaron cortésmente que no podía,
ya que solo los residentes ciudadanos americanos pueden hacerlo”,
recuerda.
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Pero
el ahora capitán Rodríguez Calderón
no se dio por vencido y en 1982 logró tramitar
una visa I-20 de estudiante y emigró a Estados
Unidos, específicamente a la Ciudad de New York. |
Estando allá se alojo en casa de sus tíos, Arnoldo
y Telma Guerra y comenzó a trabajar, durante el día,
en una fábrica y por las noches tomaba clases intensivas
de inglés.
“En el año de 1985 logré obtener mi residencia
y fue precisamente ese año que comencé a estudiar
en el Mercy College, una licenciatura en Educación, la
cual finalicé y logré sacar también un
master en esa misma área”, recuerda Rodríguez.
Pero su sueño de convertirse en miembro del Ejército
más poderoso del planeta se mantenía intacto y
decide aplicar.
Es así que Rodríguez logra coronar su sueño
y entra a la Guardia Nacional, en donde por sus excelentes servicios
es condecorado por tres años consecutivos como soldado
del año.
Recuerda
que en sus vacaciones de la Universidad recibió
el entrenamiento básico y especializado.
“Me siento Honrado por los reconocimientos recibidos
y los acepto con humildad, ya que solo me he dedicado
a cumplir con mi deber” señaló. |
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A partir del año 1996, decide dedicarse por entero al
Ejército, abandonando así su carrera de educación,
en la que sirvió por 11 años. Ese mismo año
cambia su lugar de residencia a la ciudad de Miami, Florida.
Brillante hoja de servicio
El Capitán Rodríguez Calderón ha recibido
varios reconocimientos en lo va de su carrera militar, entre
ellos: la Medalla de Defensa, que le ha sido otorgada por el
Departamento de Defensa de los Estados Unidos por cuatro años
consecutivos, así como la Medalla por Buena Conducta,
concedida por el Estado Mayor Conjunto por tres años.
También ha participado en varias campañas de apoyo
en el exterior, lo que le ha permitido conocer alrededor de
16 países latinoamericanos y europeos.
Asimismo, prestó servicios de apoyo a las tropas estadounidenses
en Irak y durante un año en Bosnia, Herzegovina, y ha
recibido cursos básicos y avanzados de inteligencia,
ingeniería, y ha pasado exitosamente cinco niveles de
antiterrorismo y cursos antidrogas, entre otros.
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Actualmente
labora en la ciudad de Miami como analista de inteligencia
en la sección de Aduanas, en la Oficina de Operaciones
Especiales.
A pesar que su vida la ha dedicado al servicio del gobierno
y pueblo estadounidense, el capitán Rodríguez
Calderón no olvida sus raíces y dice que quiere
transmitir sus conocimientos y experiencias para servir
a su patria, Honduras. |
“Si me gustaría, si se diera algún día,
me considero una persona apolítica en lo que se refiere
al panorama político de Honduras, ya que allá
todo se define por el color político y ojalá se
quitaran esa venda de los ojos y valorarán a las personas
por su capacidad, experiencia y trabajo”, señala.
El capitán Rodríguez expresa su pesar ante la
situación actual de los hondureños que emigran
en busca del “sueño americano”, ya que se
ven obligados a pasar por muchas vicisitudes.
En ese sentido, apunta que si en Honduras existieran más
fuentes de trabajo y una mejor estabilidad económica,
esto no se diera.
Este hondureño es una muestra más que con esfuerzo
y trabajo, los “catrachos” pueden triunfar y alcanzar
sus más anhelados sueños.