El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim,
anunció en conferencia de prensa que las negociaciones
de la Ronda de Doha, que se suspenderán hoy ante la falta
de acuerdo entre los principales agentes, "no han fracasado",
porque "aún queda julio,
cuando seremos capaces de mostrar nuestra unidad, nuestra solidaridad
y nuestra capacidad de negociar".
"Técnicamente estamos muy cerca de un acuerdo, que
sí es factible; así que ahora ya sólo se
trata de una cuestión política", por lo que
"durante las próximas cuatro semanas intensificaremos
fuertemente los contactos", añadió.
El ministro indio de Comercio, Kamal Nath, coincidió con
Amorim
en mostrarse optimista y aseguró que "tras un día
y medio de reuniones en Ginebra hemos visto que no hay espacio
para la negociación", pero "sí lo habrá
en julio", cuando "haremos oír nuestra voz"
en una reunión que será "crucial".
Los países que se han unido para defender sus objetivos
son prácticamente todo el mundo en desarrollo que forma
parte de la OMC: el G-90 (que agrupa a 64 países de Africa,
el ACP (estados de
Africa, Caribe y Pacífico), el G-20 (economías emergentes
lideradas
por Brasil, la India y China), el G-33 (46 países en desarrollo,
entre ellos Cuba, Bolivia, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá
y Perú), el Cotton-4 (agrupación de economías
pequeñas y vulnerables).
También se han sumado a la iniciativa los países
del LDC (medio centenar de las naciones menos favorecidas), el
NAMA-11 (grupo de
estados coordinados por Sudáfrica) y el Caricom (la Comunidad
del
Caribe), entre otros.
Todos ellos están de acuerdo en que la Ronda de negociaciones
de
Doha, iniciada en 2001 y que tendría que haberse cerrado
al final de
2004, debe centrarse en su objetivo inicial: Favorecer el libre
comercio como medio para potenciar el crecimiento económico
de los
países en desarrollo.
"La Ronda de Doha establecía que esa liberalización
comercial debía ayudar a garantizar con eficacia la seguridad
alimentaria de la población -de los países en desarrollo-,
su medio de vida y su desarrollo rural", recordó la
ministra indonesia de Comercio, Mari Pangestu.
Agregó que "hay que asegurarse de que las negociaciones
respetan
totalmente el mandato de Doha" y para ello hay que "equilibrar
los efectos "distorsionadores" del comercio" (subsidios
internos, aranceles a la entrada de productos y cierre de mercados).
Para el mundo en desarrollo, el primero de ellos -practicado principalmente
por EEUU- es el que más distorsiona, porque "desplaza
el desarrollo de nuestros países y amenaza el medio de
vida de cientos de millones de agricultores pobres", según
el comunicado conjunto publicado por estos países.
"Con nuestras ofertas trataremos de poner especial énfasis
en los sectores más vulnerables y pediremos la máxima
flexibilidad a los países ricos", explicó el
ministro indio. EFE