Ambos han superado hace bastante tiempo los treinta
años, jugaron, con éste, tres mundiales, y son los
jugadores más importantes en la andadura de sus selecciones
rumbo a la final, lo cual corrobora que el decimoctavo torneo
de la FIFA no ha sido ni por asomo el de los jóvenes, el
de las promesas.
Zidane fue el eje de la experimentada selección
francesa en el cierre de su campaña como futbolista, ocasión
en la que ha demostrado que su talento sigue intacto y que se
retira del fútbol porque le da la gana y no porque haya
pasado su cuarto de hora.
Hace ocho años "Zizou" levantaba
la Copa del Mundo en el Saint Dennis parisino al llevar a Francia
al título con dos goles marcados frente a Brasil en la
final y dejar claro que era el nuevo rey del fútbol en
el planeta.
En Alemania, y bajo su influjo, los franceses
mandaron a casa nada menos que a los quíntuples campeones
y torcieron el rumbo de una competición que parecía
estar servida para Ronaldinho, Ronaldo, Kaká y Adriano.
Los técnicos de la FIFA no dudaron en elegirlo como el
mejor jugador del encuentro.
Aquella exhibición francesa, que logró
el éxito con los mejores recursos de sus oponentes brasileños,
rompió el curso del Mundial, dejando fuera de las semifinales
a los hasta ese momento campeones, candidatos indiscutibles para
protagonizar la final, y convirtiendo al tramo decisivo del torneo
en una Eurocopa.
"Hoy
no es el día", decía Zidane después
de terminada la primera fase y las siguientes, con respecto a
su anunciada jubilación.
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Fabio
Cannavaro |
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El
napolitano Cannavaro, un gigante de sólo 1,75 metros
de estatura, que anticipa, rechaza y juega sin doblarse
ni romperse como organizador de una defensa que llegó
a funcionar como un reloj, alcanzó el máximo
punto de su rendimiento en el marco que merecía su
siempre ascendente carrera. |
El
pilar defensivo del Juventus tuvo un rendimiento parejo, irreprochable,
y su mejor demostración tuvo lugar en otro de los partidos
clave del Mundial, en Dortmund contra Alemania, ante una multitud
local finalmente desolada por la derrota de su equipo (0-2 en
el final de la prórroga).
Italia jugó el partido perfecto en aquella
jornada, la de Cannavaro, que acertó en todo, incluso al
anticipar a un rival alemán en la mitad del campo e iniciar
la jugada que derivó en el gol de Alessandro Del Piero,
el segundo y definitivo.
Podía haber rechazado el balón en
esa acción para asegurar a su equipo la mínima ventaja
en el marcador, pero los grandes jugadores saben en qué
momento se la tienen que jugar, y lo hizo con la postura de un
"crack".
El brasileño Ronaldhino, apagado como pocas
veces; el argentino Messi, al que le faltaron minutos de juego;
el marfileño Drogba, que se fue temprano a casa; el inglés
Rooney, lesionado y sin margen para la recuperación física;
el alemán Ballack, que siempre juega más o menos;
y el español Torres, al que le faltó anotar ante
Francia, terminaron su participación en el Mundial casi
sin dejar huellas.
Zidane
y Cannavaro fueron las figuras. De los otros 734 jugadores acreditados
hubo diez o doce para ocupar una segunda fila. Poco. EFE