El
Pontífice fue recibido junto a la entrada de la estación
donde se produjo el siniestro, llamada casualmente de Jesús,
por los Príncipes de Asturias y estuvo acompañado
por varios centenares de valencianos, que le agradecieron este
gesto hacia las víctimas.
Entre
esos acompañantes figuraban 120 personas que participaron
en el rescate de los fallecidos y los heridos del accidente, en
representación de los bomberos, el personal sanitario,
la policía y Protección Civil.
Junto
a la boca del metro, el Papa depositó una corona de flores
blancas y, arrodillado en un reclinatorio, ofició un responso
para pedir el "descanso eterno y en paz" de las víctimas
del accidente de metro más grave registrado en España.
Esta
oración la repetirá Banedicto XVI, junto a las familias
de los fallecidos, en la basílica de la Virgen de los Desamparados,
patrona de Valencia, importante puerto del Mediterráneo
español con cerca de un millón de habitantes.
A
lo largo de todo el recorrido por las calles de la capital valenciana,
engalanada con los colores amarillo y blanco del Vaticano y poblada
de banderas de todos los países, miles de personas aclamaron
y vitorearon al Papa en medio de un fuerte calor.
En
la plaza de la Virgen de Valencia podían verse banderas
de países latinoamericanos, como Chile, Ecuador y Venezuela,
ya que éste fue uno de los lugares elegidos por los católicos
sudamericanos para agruparse y dar testimonio de su presencia.
A
la clausura por el Pontífice del V Encuentro Mundial de
las Familias, tanto al acto festivo y testimonial de esta noche
como a la solemne misa de mañana, está previsto
que asistan un millón y medio de personas. EFE