En
cambio, la escalada de la violencia en Oriente Medio obligó
a los participantes a concentrarse en la negociación de
un comunicado conjunto entre dos bloques de países con
puntos de vista muy diferentes.
Desde el agravamiento de la crisis, a partir de
la captura de dos soldados israelíes a manos de Hizbulá
y los bombardeos de represalia de Israel sobre Líbano,
EEUU había insistido en que toda la responsabilidad del
problema recaía en el grupo chií libanés
y que la violencia no terminaría hasta abordar "la
raíz del problema": que esa organización se
desarmara.
Por contra, Francia y Rusia insistían en
que la respuesta israelí había sido desproporcionada
y el primer paso a dar debía ser un alto el fuego inmediato.
El comunicado conjunto obvió las diferencias
para exigir, de un lado, la liberación de los soldados
y el fin de los ataques contra territorio israelí, y de
otro el cese de las operaciones militares israelíes y la
puesta en libertad de los parlamentarios y ministros palestinos
detenidos.
EEUU no consiguió, como quería,
una alusión específica de condena a Irán
y Siria, los dos países que según él apoyan
a Hizbulá, y el comunicado se limitó a mencionar
a "aquellos que sostienen" al grupo libanés.
En su primera reacción sobre el conflicto,
Bush se mostró elogioso al afirmar que "por primera
vez hemos comenzado a abordar con claridad las raíces del
conflicto... las actividades terroristas".
Pero otras delegaciones han hecho otras interpretaciones
del comunicado muy diferentes a las de EEUU. Según Francia,
el texto representa un llamamiento al alto el fuego inminente.
Otros se centraron en aspectos alternativos del
comunicado, como el secretario general de la ONU, Kofi Annan,
que aprovechó para pedir la creación de una fuerza
internacional de estabilización.
En una conversación privada con el primer
ministro británico, Tony Blair, grabada por error, la exasperación
de Bush era palpable: "Su actitud (de Annan) es que tiene
que haber un alto el fuego y todo lo demás se dará
por añadidura", se lamentó.
"Lo que tienen que hacer es decirle a Siria
que le diga a Hizbulá que pare toda esta mierda",
afirmó en un exabrupto.
A su llegada a Washington, Bush, que a lo largo
de estos días ha hablado por teléfono con distintos
líderes árabes, deberá continuar las consultas
para decidir si apoya la creación de esa fuerza propuesta
por el secretario general.
Además Bush apuntó en esa misma
conversación, que su secretaria de Estado, Condoleezza
Rice, viajará en los próximos días a la zona.
La
frustración del presidente no se limita, sin embargo, a
Oriente Medio. En su charla con Blair, expresó también
su desilusión por la falta de progresos en lo que había
declarado como una de sus prioridades, rescatar las negociaciones
sobre la ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio.
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"Me
gustaría ver algún movimiento. (El domingo)
no vi mucho interés", indicó, antes de
que Blair le respondiera que "quizás es que
es imposible".
Mejor
suerte obtuvo el presidente estadounidense en lo que respecta
a los programas nucleares de Corea del Norte e Irán.
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El
sábado, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó
de modo unánime -con el voto de China, que se había
mostrado renuente hasta entonces- una resolución de condena
a Corea del Norte, que no incluyó sanciones económicas.
Rice acogió con satisfacción esa
medida, que según ella acabará obligando a Corea
del Norte a retomar las conversaciones nucleares que boicotea.
Si las menciones a Irán pasaron más
o menos desapercibidas en el comunicado del G8 sobre energía
nuclear, en su reunión con el presidente chino, Hu Jintao,
Bush obtuvo palabras de apoyo.
Asimismo Bush y el presidente ruso, Vladímir
Putin, emitieron hoy un comunicado conjunto en el que expresaron
su "preocupación" por la falta de respuesta de
Irán a la oferta internacional para que renuncie a sus
actividades para la fabricación de uranio. EFE