La
explosión de un coche bomba conducido por un suicida ha
dejado 57 víctimas mortales y 92 heridos, según
fuentes del ministerio de Interior iraquí.
El suicida congregó primero a un grupo de obreros en torno
a su camioneta, supuestamente para ofrecer conducirles a algún
lugar, antes de activar su carga explosiva.
El estallido se registró a unos 200 metros de la mezquita
de Muslim Ibn Akil, una de las más antiguas de Kufa, construida
en la época de Ali Bin Abi Taleb, el cuarto califa del
Islam y que utilizó esta mezquita como sede de su califato.
Kufa es feudo del líder chií radical Muqtada al
Sadr, que encabeza las milicias del "Ejército del
Mahdi", que se han mostrado particularmente activas contra
las tropas de ocupación en Irak.
El director del hospital Eufrates en la ciudad, Husein Mohamed,
por su parte, afirmó a Efe que este centro médico
recibió a 36 víctimas mortales y a 52 heridos, algunos
de ellos graves.
Testigos presenciales explicaron que tras el estallido varios
ciudadanos de la zona tiraron piedras contra los policías
que llegaron al lugar de la explosión, por lo que éstos
empezaron a disparar en el aire para dispersar al gentío.
Por su parte, el gobernador de la ciudad chií de Nayaf
(al sur de Bagdad), Asaad Abu Kalal, en una entrevista con el
canal de televisión iraquí "Eufrates",
responsabilizó a los "criminales bazistas (del ex
partido gobernante Baaz) y a los terroristas procedentes de la
región de Mahmudiya" del ataque de hoy.
La ciudad de Mahmudiya, 30 kilómetros al sur de Bagdad
y 130 al norte de Kufa, acoge una conflictiva mezcla de suníes
y chiíes, y fue escenario ayer de un cruento atentado contra
un mercado que causó la muerte de más de cuarenta
personas.
Con metralletas y artefactos explosivos, un gran número
de insurgentes asaltaron el mercado situado en el "triángulo
de la muerte" al sur de la capital iraquí, y dejaron,
además, cuarenta heridos.
La primera matanza de estos tres días se registró
el domingo, al explotar un vehículo bomba conducido por
un suicida cerca de una cafetería próxima a una
mezquita en la localidad de Tuz Jormatu, a 170 kilómetros
al noreste de Bagdad.
Al menos 29 personas murieron y otras 27 resultaron heridas por
el ataque, según fuentes policiales.
Con estos tres atentados sangrientos, la violencia sectaria vuelve
al país pese al plan de seguridad lanzado el mes pasado
y la iniciativa de reconciliación nacional presentada al
Parlamento por el primer ministro iraquí, Nuri Al Maliki.
El plan de Al Maliki tenía como objetivos incluir a los
grupos de insurgentes árabes suníes en el proceso
político y poner fin a la violencia en Irak, pero hasta
el momento no se han visto resultados sobre el terreno. EFE