Varios
katyushas cayeron esta mañana en Haifa y Safed, sin causar
víctimas, poco después de que la jefa de la diplomacia
israelí, Tzipi Livni, condicionase el cese de los ataques
al desarme de Hizbulá y a la entrega de los soldados israelíes
retenidos.
Al cumplirse una semana de ofensiva, más de 200 personas,
en su mayoría civiles, han muerto por los ataques israelíes,
que hoy volvieron a sacudir el sur libanés y los suburbios
de Beirut, así como la región cristiana de Biblos,
donde se refugian miles de libaneses huidos de los más
castigados sur y este.
Entre el centenar de objetivos bombardeados por las Fuerzas Aéreas
y la Marina israelíes en las últimas horas, que
causaron más de 40 víctimas mortales, hay también
varios cuarteles militares en las afueras de la capital.
Entre los muertos figuran trece miembros de una misma familia
alcanzados por un proyectil en la casa de unos amigos en la que
se habían refugiado en Aitarun (sur) y once militares en
el ataque a los cuarteles de Yahmur y Kfarchima, aunque podrían
ser más dado el gran número de los heridos, en torno
a unos 40.
El ataque a los acuartelamientos sorprendió a los soldados
cuando dormían. En Yahmur, "mientras algunos socorrían
a las primeras víctimas de los ataques enemigos, les dispararon
de nuevo, lo que explica el elevado número de víctimas",
explicó un alto responsable militar que pidió no
ser identificado.
La televisión de Hizbulá, "Al Manar",
aseguró que la aviación israelí volvió
a bombardear el edificio central de esa emisora, pese a lo cual
sigue ofreciendo sus "partes de guerra" con aparente
normalidad.
Después de que anoche cayesen más de 40 katyushas
contra distintas localidades de Galilea, sin consecuencias, el
norte de Israel, objetivo de los cohetes de la milicia libanesa,
pasó una madrugada de relativa calma.
Sin embargo, esta mañana, los milicianos de Hizbulá
reanudaron el lanzamiento y entre cinco y seis misiles cayeron
en Haifa, así como otros tantos en Safed. En ambos casos,
sólo produjeron daños materiales de escasa consideración.
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Los
ataques se produjeron poco después de que la ministra
israelí de Exteriores dijese en una rueda de prensa
al término de su reunión con una delegación
de la ONU que el desarme de Hizbulá y la entrega
de sus soldados son condiciones imprescindibles para una
tregua. |
Israel
también exige el despliegue del Ejército libanés
en el sur de ese país para vigilar la frontera y evitar
que Irán y Siria vuelvan a armar a Hizbulá.
Tras asegurar que contaba con el respaldo del G8 y la comunidad
internacional, Livni instó al Líbano a cumplir con
la resolución 1159 de la ONU antes de aceptar un alto al
fuego con Hizbulá.
Aún con fecha por determinar está previsto que el
alto representante de la Política Exterior y de Seguridad
de la UE, Javier Solana, y la secretaria de Estado estadounidense,
Condoleeza Rice, viajen a Israel para analizar la situación.
Mientras, en Bruselas, el secretario general de la ONU, Kofi Annan,
pedía "acciones concretas y específicas"
para resolver la crisis y aseguraba que el Consejo de Seguridad
trabaja para que sea posible enviar una fuerza de estabilización
a la zona.
Los detalles sobre el concepto y el tamaño de esa fuerza
"aún deben ser determinados", dijo, pero afirmó
que será mayor que los 2.000 efectivos de la misión
de la ONU que controla el alto el fuego en la zona fronteriza
de la "línea azul" que delimita la frontera entre
el sur del Líbano e Israel desde la retirada israelí
en mayo de 2000. EFE