"Por
orden del presidente, las provisiones humanitarias comenzarán
a llegar a Líbano mañana en helicóptero y
en barco", anunció en rueda de prensa el portavoz
de la Casa Blanca, Tony Snow.
El
portavoz precisó que esta operación humanitaria
no persigue, ni mucho menos, minimizar las crecientes críticas
contra la posición de EEUU en esta crisis, sino que tiene
como único objetivo ayudar a la gente inocente.
Aunque
no precisó detalles sobre el contenido de la ayuda que
Washington enviará a ese país argumentando que será
la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, quien dará a
conocer la operación, el portavoz sí adelantó
que el compromiso de EEUU es "significante".
Desde
el Pentágono, el portavoz Bryan Whitman precisó
que la ayuda estadounidense incluirá toneladas de equipos
médicos y otras provisiones que la Agencia para el Desarrollo
Internacional de EEUU (USAID) suministrará a las organizaciones
no gubernamentales para que, a su vez, las distribuyan entre los
miles de civiles desplazados por el conflicto.
Los
paquetes médicos son suficientes como para abastecer a
10.000 personas durante tres meses, según Whitman, quien
precisó que el Pentágono ya trasladó esos
suministros por avión hasta Chipre y, desde allí,
se enviarán a Beirut.
La
Casa Blanca confirmó que Washington está trabajando
con las autoridades libanesas e israelíes para "abrir
corredores humanitarios", de forma que la ayuda pueda llegar
sin problemas a sus beneficiarios.
La
cuestión humanitaria es una de las que hoy ha tratado la
secretaria de Estado, Condoleezza Rice, con los máximos
responsables del Gobierno de Líbano durante su visita sorpresa
a ese país, y que también abordará con las
autoridades de Israel, país al que ha llegado esta tarde
en la segunda etapa de su gira por Oriente Medio.
Otro
de los asuntos que centran los contactos de la jefa de la diplomacia
estadounidense en la región son las llamadas al alto el
fuego que se están produciendo desde numerosos puntos de
la comunidad internacional y que EEUU se niega a secundar.
Lo
ha vuelto a decir hoy la propia Rice y también el portavoz
de la Casa Blanca, quien insistió en que un cese de la
violencia en estos momentos "no se podría hacer cumplir"
y en que no hay razones para creer que ésa sería
la solución para frenar la violencia.
"Seguimos
siendo profundamente escépticos de que Hizbulá vaya
a acatar un acuerdo" en ese sentido, prosiguió Snow,
antes de hacer hincapié en que los esfuerzos de la comunidad
internacional deberían centrarse en desestabilizar las
fuerzas de Hizbulá y sus prácticas de utilizar a
la población libanesa como "escudos humanos".
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Eso
no quiere decir, según el portavoz, que Bush y su
gobierno no quieran el fin de la violencia, sino que lo
que pretenden es garantizar que no vuelvan a repetirse crisis
como la actual en las próximas semanas o meses. |
"Nos
gustaría un alto el fuego mañana. Nos gustaría
un alto el fuego inmediatamente, pero tiene que ser un alto el
fuego que pase la prueba del tiempo", insistió.
La
única forma de conseguirlo es que "no haya más
una amenaza interna como la que hemos visto en las últimas
semanas", dijo el portavoz de la Casa Blanca en alusión
a la milicia libanesa, a la que Washington considera única
responsable de la crisis desatada hace ya 13 días.
Esa
crisis ha obligado a la evacuación de miles de ciudadanos
de otros países que residían en Líbano, entre
ellos unos 12.000 estadounidenses que han podido abandonar territorio
libanés desde que el 16 de julio el Gobierno de EEUU puso
en marcha una amplia operación de ayuda a los ciudadanos
que quisiesen salir del país.
Según
el Pentágono, la operación no ha concluido todavía,
"pero estamos cerca de completar la ayuda para la partida.
Ahora pasaremos a dar más atención al esfuerzo humanitario",
dijo su portavoz. EFE