PADRE ANTONIO QUETGLAS

El mayor problema de Honduras es el tráfico de drogas

   
  • El pueblo distinguirá a este misionero que ha impulsado la construcción de clínicas, guarderías y colegios
26 de julio de 2006

El jueves se cumplirán 43 años desde que Antoni Quetglas Darder llegó por primera vez a Honduras. Todo el trabajo que ha llevado a cabo en este país ha sido el principal motivo por el que el Ayuntamiento de Santa Eugènia, su pueblo natal, le declarará hijo ilustre del municipio este domingo a las 18,30 horas en la iglesia parroquial.

Antoni Quetglas Darder.


Quetglas, sacerdote de San Vicente de Paúl, llegó al país del Caribe con 33 años, después de trabajar como profesor durante cinco años en Tarragona. La Ceiba fue el primer pueblo al que aterrizó. Fue a su llegada y al ver la situación en que se encontraba el país, cuando recapacitó y concluyó que "para ser un buen cura, se tiene que ser un excelente trabajador social".

Durante los más de cuarenta años que lleva viviendo en el país centroamericano ha realizado decenas de obras sociales. Ha ayudado a construir comedores infantiles, iglesias, una clínica dental y otra de medicina general, una guardería, un colegio y un centro juvenil, repartidos por diferentes pueblos y en la capital, Tegucigalpa.

Quetglas explica que las primeras iglesias que se construyeron fueron para celebrar misas, "el resto de las horas el espacio se utilizaba para los talleres de costura, así las mujeres empezaron a aprender un oficio".

El padre Antonio, como lo conocen allí, destaca que uno de los principales problemas de Honduras es que "no tienen educación para administrar el dinero". En las manilas (fábricas) que se han construido en Tegucigalpa la mayoría de trabajadores son mujeres. Quetglas reconoce que así "la mujer ha dejado de depender del hombre. Cuando yo llegué sólo se dedicaban a tener hijos. Sin embargo, ahora cuando cobran se lanzan a comprar, por ejemplo ropa, no tienen el concepto de ahorrar. Además, les encanta la música, en la mayoría de casas hay radios, sin embargo pueden pasarse toda la semana comiendo arroz".

"Honduras es un país que se está construyendo, viven decenas de años más atrasados que España", recalca este misionero.

Su nombramiento como hijo ilustre asegura que "fue una sorpresa, no me lo esperaba. Pretendo que este reconocimiento sea el puente entre Mallorca y Honduras, entre la ONG de allí, Obras Sociales Bizantinas y Poble Solidari, otra ONG con sede en Santa Eugènia". Cada año, Poble Solidari celebra una cena benéfica en el pueblo para recoger dinero y poder llevar a cabo una obra social en Honduras. La última construcción que se realizó en 2002 fue la del centro juvenil en San Pedro. Además, esta entidad taujana facilita a los interesados apadrinar niños, actualmente ayudan a 15 hondureños.

El próximo domingo en el acto de nombramiento como hijo ilustre acompañará a Quetglas cardenal muy conocido en Honduras y en el Vaticano, Óscar Andrés Rodríguez Maradiago: "Hará un sermón que gustará mucho a los presentes", dice el homenajeado entre risas.

Quetglas destaca que uno de los principales problemas de Honduras es el tráfico de droga: "Les engañan, les hacen ver que vendiendo droga pueden conseguir dinero fácil, por esto hay tantos asesinatos y tantas familias en deuda con la mafia".

El día 8 de agosto Quetglas vuelve al país que ha ayudado a levantar. "Desde que cumplí 70 años vengo cada verano, sobre todo para hacerme revisiones médicas; antes venía cada diez años y ni me conocían en el pueblo", concluye.

 
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