Tegucigalpa
- La situación del Programa Nacional de Prevención,
Rehabilitación y Reinserción Social de Personas
Vinculadas a Pandillas (PNP) es la crónica de una muerte
anunciada.
Sus encargados no aguantaron más y ayer denunciaron la
condición caótica en el que programa se encuentra
en vista que el actual gobierno se niega a traspasarle desde hace
seis meses el presupuesto que necesitan para poder subsistir y
dar seguimiento a sus programas de rehabilitación.
Proceso Digital fue el primer medio
hondureño en denunciar el
inminente cierre de este vital programa de rehabilitación
el pasado mes de mayo.
Desde que se hizo la denuncia poco o nada hizo la administración
de Manuel Zelaya Rosales para poder resolver la situación
financiera que enfrenta el PNP y evitar que éste cierre
sus puertas a jóvenes que están dispuestos a abandonar
las pandillas.
El PNP fue creado mediante decreto número 141-2001, aprobado
durante la administración liberal de Carlos Roberto Flores
y en la gestión legislativa de Rafael Pineda Ponce, con
el fin de hacer frente a la creciente violencia que, a la sazón,
generaban los integrantes de las pandillas.
El coordinador del proyecto, Guillermo Jímenez denunció
que desde enero de este año, el Poder Ejecutivo se ha negado
a traspasar los 6.7 millones de lempiras que necesitan para poder
continuar con sus actividades de rehabilitación.
A raíz de esa situación de insolvencia financiera,
el poco personal que labora en el PNP tiene más de seis
meses de no recibir salario y otros tuvieron que renunciar o fueron
cesanteados por la falta de fondos.
En vista que las solicitudes que se han hecho al Ejecutivo por
diferentes vías no han tenido respuesta, el coordinador
del programa optó por enviar una carta al presidente Zelaya
para exponerle la delicada situación del centro y de su
respuesta depende la existencia del PNP.

Según conoció Proceso Digital
en su momento, el propósito de los políticos de
casa de gobierno es ahogar el proyecto financieramente y de esta
forma obligar al personal ejecutivo y administrativo a renunciar
a su cargos, y de esta forma tomar el control del mismo.
Asimismo, se informó que el Programa ya fue ofrecido al
influyente activista político liberal Héctor Borjas
Mazis, hermano del actual viceministro de Finanzas, José
Antonio Borjas y quien desconoce completamente el tema de rehabilitación
de pandillas.
El personal del proyecto teme que éste pueda caer en manos
de políticos o personas que desconocen el tema, ya que
aquí se manejan los nombres y direcciones de más
de un centenar de pandilleros que han dejado la mara y que sus
vidas corren peligro en caso que esa lista llegue a manos de sus
ex compañeros.
Los 6.7 millones que se hasta el año pasado se asignaban
al PNP eran distribuidos en unas diez organizaciones que trabajan
en actividades de rehabilitación de pandilleros, entre
ellas la que dirige el obispo auxiliar de San Pedro Sula, Rómulo
Emiliani, pero lamentablemente este año no han recibido
ni un cinco.
“Nosotros tenemos una bolsa de solicitudes para proyectos
que no les hemos dado respuesta porque no se ha hecho efectivo
y ha sido retenido el presupuesto para el Programa Nacional de
Prevención”, dijo Jiménez.
Otro punto lamentable, es que raíz de la situación
inestable de este importante proyecto, se perdió un importante
apoyo de tres millones de dólares del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Se estima que en Honduras operan unos 60,000 pandilleros, pero
otras instituciones como el Movimiento Juvenil Cristiano, que
trabaja en ese campo, estima que el número se acerca a
los 100,000, incluyendo a simpatizantes, familiares y ex mareros.

Guillermo
Jimenez. |
De
acuerdo a investigaciones, el 77 por ciento de los miembros
de las pandillas se asoció a ellas antes de los 15
años y el 97.8 por ciento del total de mareros se
encuentra entre los 12 y los 25 años de edad, lo
que denota que se trata de un fenómeno, cuyos principales
protagonistas son niños, adolescentes y jóvenes. |
Paciencia
llega a su fin
“Lo que voy a hacer es que en 30 días hago un inventario
y entrego las llave, porque así no se puede trabajar”,
expresó Jiménez en una conferencia de prensa en
la que denunció la situación del programa.
El PNP fue creado bajo acuerdo ejecutivo 034-2005, durante el
periodo del ex presidente Ricardo Maduro, y su función
es rectorar la política nacional contra pandillas por medio
de planes estratégicos y la transferencia de su presupuesto
hacia otras instituciones públicas y privadas afines.
Para poder subsistir los últimos seis meses, la institución
ha tenido que recurrir a aportaciones económicas y a la
voluntad de varios trabajadores que han laborado sin recibir sueldo.
Por otro lado, se denunció que la intención del
Ejecutivo es desparecer el PNP y crear uno nuevo ente que sería
dirigido por una de las hijas del jefe del gobierno hondureño.
“Esperamos un vuelco de esta situación porque los
jóvenes necesitan una oportunidad y si no es así
vamos a tener que dejarlos en las calles”, expresó
Tomás Andino, coordinador de la comisión ad hoc.