Asimismo,
Israel coordinará con la ONU el establecimiento de un corredor
de seguridad (o "ventana de salida", de acuerdo con
la denominación empleada) con una vigencia de 24 horas
para que los residentes en el sur del Líbano puedan abandonar
la zona, si lo desean, indicaron las fuentes.
La muerte de los 57 civiles, de ellos 37 niños, suscitó
hoy reacciones en todo el mundo, desde una reunión de urgencia
del Consejo de Seguridad de la ONU hasta la petición de
Washington a Israel de que "tenga más cuidado".
La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, se quedó
en Israel para entrevistarse con el primer ministro israelí,
Ehud Olmert, después de conocerse la tragedia, que hace
peligrar la posibilidad de una salida diplomática a la
actual crisis, que
comenzó el pasado día 12 con la muerte de tres soldados
israelíes y el secuestro de otros por el grupo chií
libanés Hizbulá.
Olmert dijo a Rice que su Ejército necesita entre diez
y catorce días para terminar su ofensiva en el Líbano,
informó la radio pública israelí.
Se esperaba que Rice hubiera viajado hoy a Beirut para buscar
un consenso allí y el miércoles debía presentar
un proyecto de resolución en la ONU sobre una posible tregua.
Pero el primer ministro libanés, Fuad Siniora, reconoció
hoy implícitamente ante la prensa que pidió a la
secretaria de Estado que no viajara al Líbano.
Washington instó a Israel a que "tenga más
cuidado", pero no a un alto el fuego inmediato tras la matanza,
calificada de "incidente trágico y terrible"
en un comunicado del portavoz de la Casa Blanca, Blair Jones.
El jefe de operaciones de la Fuerza Aérea israelí,
el general de brigada Amir Eshel, aseguró en una rueda
de prensa que las primeras investigaciones revelan que el edificio
fue bombardeado horas antes de que se desplomara.
Según Eshel, "al Ejército no le queda claro
la diferencia de horas entre el bombardeo y el desplome".
EFE