“Estadísticamente, nosotros hemos podido demostrar
que entre violencia y pobreza no hay relación, en cambio
sí hay una relación muy estrecha entre violencia
y desigualdad”, afirmó Jorge Sapoznikow, jefe de
la División de Programas de Estado y Sociedad Civil del
Departamento de Operaciones Regionales para México, Centroamérica
y el Caribe del BID.
Según el funcionario, en la región latinoamericana
hay países pobres con índices de violencia menores
que los de sus vecinos, como es el caso de Nicaragua, con niveles
de criminalidad bajos en comparación con los demás
países centroamericanos.
Los países en los que hay una gran desigualdad entre ricos
y pobres son los que registran un mayor incremento de la violencia,
señaló.
“El crecimiento económico de un país no es
suficiente, si no va acompañado de una mayor generación
de empleos y una mejor distribución de la riqueza. La desigualdad
contribuye a que haya descontento y, por lo tanto, puede llevar
a la violencia”, declaró Sapoznikow.
El experto destacó además la importancia de la implementación
de medidas integrales para enfrentar la delincuencia, como el
Plan de Seguridad Democrática de la República Dominicana,
que involucra a los empresarios, la sociedad civil y las organizaciones
comunitarias en las labores de rehabilitación y reinserción.
En este escenario, el PSD incluye iniciativas de generación
de empleo educación, capacitación y salud, con un
enfoque más social que estrictamente policial.
“Hay que ver el problema de la violencia y la inseguridad
como algo multicasual, y que todas sus causas tienen que atacarse
de manera simultánea para poder obtener resultados”,
dijo.
El funcionario del BID se refirió también a un proceso
de pérdidas de valores en la sociedad, que conducen a la
violencia intrafamiliar, la violencia callejera, la violencia
de tipo criminal y el crecimiento de las actividades del crimen
organizado.
“Estoy hablando de valores cívicos, éticos,
de valores morales que es absolutamente necesario recuperar”,
puntualizó. EFE