Datos
preliminares de la caja negra del avión y pruebas recogidas
en el lugar de los hechos indican que el aparato despegó
de la pista más corta del aeropuerto Blue Grass, en Lexington,
Kentucky, dijo Debbie Hersman, una portavoz de la Asociación
Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB)
El avión
eligió la pista más corta, la número 26,
en lugar de la número 22, que tiene la longitud suficiente
para que el aparato hubiese alcanzado la velocidad necesaria para
el despegue.
No está
claro cómo acabó el avión en esa pista, aunque
la escasa visibilidad a primera hora de la mañana, cuando
se produjo el siniestro, y las lluvias intermitentes con las que
amaneció el día pudieron contribuir al error.
El siniestro
se produjo alrededor de las 6 de la mañana (10.00 GMT)
poco después del despegue del vuelo 5191 de la aerolínea
regional Comair con rumbo a Atlanta (Georgia).
El avión
cayó sobre una zona boscosa y se incendió en llamas.
Un policía
logró sacar del avión al único superviviente
a través de la cabina del piloto, pero el fuego impidió
rescatar al resto de pasajeros.
A bordo del
avión viajaban, entre otros, una pareja recién casada
que se iba de luna de miel, un residente de Florida que había
tomado el primer vuelo de la mañana para pasar el domingo
con sus hijos y un funcionario de la Universidad de Kentucky.
En total,
50 personas -47 pasajeros y tres miembros de la tripulación-
iban a bordo del CRJ-200, un pequeño aparato de motores
gemelos fabricado por la canadiense Bombardier.
El único
superviviente, el primer oficial James Polehinke, permanece hospitalizado
en estado "crítico" en el Hospital de la Universidad
de Kentucky.
Don Bornhorst,
presidente de Comair aseguró que la compañía,
que cuenta con 6.400 empleados y opera 850 vuelos diarios a 108
ciudades, había realizado el mantenimiento obligatorio
del avión y que la última inspección tuvo
lugar ayer, sábado.
El CRJ-200,
adquirido por la filial de Delta en el 2001, tenía 14.500
horas de vuelo, "en línea con un aparato de esa antigüedad",
dijo el ejecutivo de la aerolínea.
Según
expertos en aviación, el CRJ-200 necesita entre 1,3 y 1,5
kilómetros de pista para despegar. La principal pista de
Bluegrass mide 2,1 kilómetros y la más corta sólo
uno.
Por lo demás,
el accidente registrado hoy pone fin al periodo bautizado como
"el más seguro en la historia de la aviación
estadounidense".
Desde
el 12 de noviembre del 2001, cuando un avión de American
Airlines se estrelló en el barrio neoyorquino de Queens
y ocasionó la muerte a 265 personas -cinco de ellas transeúntes-
no se había producido un siniestro de gran envergadura
en EEUU.
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El
número de víctimas en las escasas catástrofes
aéreas desde esa fecha había sido muy inferior.
Veintiuna
personas murieron en enero del 2003 en un avión de
Air Midwest que se estrelló poco después del
despegue en el aeropuerto Charlotte/Douglas (Carolina del
Norte).
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En
diciembre del año pasado, un hidroavión operado
por Ocean Airways se estrelló en Miami Beach y ocasionó
la muerte a los 18 ocupantes del aparato.
Pese a que
los accidentes son escasos, las aerolíneas viven en un
estado de alerta permanente ante la omnipresente amenaza terrorista.
El complot
para atentar contra aerolíneas estadounidenses que desarticuló
la policía británica en fase avanzada en Londres
el pasado julio es una de las pruebas más palpables de
los riesgos que enfrenta el sector.
La operación
se tradujo en medidas extraordinarias de seguridad y ha llevado
a las autoridades aéreas a desviar varios vuelos desde
entonces ante sospechas no materializadas.
El viernes,
sin ir más lejos, las autoridades federales de EEUU desviaron
varios vuelos y aumentaron las medidas de seguridad en varios
aeropuertos debido a siete incidentes separados. EFE