• Dentro de la Policía hay grupos que no están conformes con la presencia del general Álvaro Romero y boicotean su trabajo, denuncia

  • El gobierno está improvisando en materia de seguridad y carece de una política de Estado para combatir la violencia

31 de Agosto de 2006
Por Dagoberto Rodríguez
Proceso Digital


Tegucigalpa
- No es un experto en materia de seguridad, pero su opinión tiene peso y es valedera y bastante acertada como para no tomarla en cuenta. El político y analista nacional, Jorge Illescas Oliva, comparte a Proceso Digital su visión sobre el ambiente de inseguridad que prima en el país y la forma que el gobierno ha venido abordando la problemática.

Cree que al gobierno la situación se la ha ido de las manos y que es el momento que el ministro de Seguridad, Álvaro Romero, y sus principales colaboradores den un paso al costado. Además, considera que el gobierno improvisa en el tema de seguridad y que llegó sin tener un plan para enfrentar este flagelo que actualmente aterroriza a los hondureños.

¿Cómo ve el ambiente de inseguridad que afecta el país?

Esto es algo que se ha venido empeorando en los últimos años, la verdad es que los gobiernos pasados no tomaron con suficiente seriedad el problema de las maras, el problema del crimen organizado, la violencia y la delincuencia en general.

Ningún gobierno ha tomado las medidas en serio, cuando debió haberlas tomado, y ahora nosotros estamos aquí en una situación igual o muy parecida, a lo que fue en un tiempo Colombia.

Claro, se nota la delincuencia cuando se da un caso de una persona de dinero y conocida en la sociedad, pero todos los días aparecen mujeres, niños y jóvenes asesinados en las carreteras, bajo los puentes, en los caminos y en las cañeras y eso ya deja de ser casi noticia, aparece por ahí, pero como son gente no conocida pasa inadvertida. Sin embargo, la delincuencia se ha incrementado de forma increíble.

¿Cual cree que es el problema?

No se trata de tener un buen o mal ministro, eso influye, desde luego; pero el problema fundamental es la falta de una política estatal, una política de nación en cuanto a prevenir y combatir la delincuencia.

Lo que hasta ahora han existido son caprichos y por ahí llega un ministro que le gusta la notoriedad y después llega otro que es más pasivo, que no tiene esa notoriedad; entonces, la percepción que la gente tiene es que la delincuencia se ha incrementado.

Un informe de las Naciones Unidas señala que en estos últimos meses ha habido un incremento de la delincuencia, talvez no en la magnitud que algunos interesados quieren hacerlo notar, pero si hay un incremento.

Pero de esto no solamente vamos a culpar al ministro porque el es un peón en la escala administrativa, la responsabilidad fundamental es del gobierno y no solamente de éste sino de los anteriores que no han hecho lo propio para salir de esta situación.

¿Usted cree que el aumento de la delincuencia es un problema de percepción?

No, yo creo que en eso (el gobierno) está equivocado, no hay ninguna duda que la delincuencia se ha incrementado y hay una delincuencia que usted no la ve, que no es tan notoria, como por ejemplo el lavado de activos. El BID en el informe del 2005 nos coloca a nosotros en América Latina en el sexto lugar en lavado de dólares.

La semana pasada usted ve que circuló un contenedor por todo el territorio nacional y llegó a Nicaragua con unos costales de yute llenos de dólares, eso le indica el movimiento subterráneo que hay de lavado.

Delincuencia también es lo que está sucediendo en el Ministerio de Salud, delincuencia también es lo que ha sucedido con el Jet; o sea, que aquí solo se nota la delincuencia cuando se secuestra o se mata una persona, pero estamos aquí sentados en una bomba de tiempo y a merced de la delincuencia. Nadie está seguro.

¿Por qué dice que estamos sentados en una bomba de tiempo?

Porque la delincuencia se va incrementando no solo la de los mareros, sino otras formas del crimen organizado. Ahora el crimen organizado tiene otra estructura y posiblemente los verdaderos dirigentes están en las colonias residenciales importantes y manejan empresas importantes, eso es lo peligroso, pero es más peligroso cuando esa gente incursiona en los partidos políticos financiando campañas electorales de presidentes, diputados y alcaldes.

Creo que esto no se va resolver con chispazos que se le ocurren al Presidente, hoy se les ocurrió formar una comisión, este problema no se resuelve así, este es un problema de definir una política con la colaboración de todos los sectores involucrados: partidos políticos, la empresa privada y la sociedad civil.

¿En qué cree que está fallando el gobierno?

En que no tiene una visión del problema y no tiene una política de lo que está pasando. Es cierto que encontró el Estado sin política, pero a estas alturas ya debería tenerla, es más, antes de haber llegado a la Presidencia debió haber tenido una política. No es cuestión de incrementar más policías o de poner un súper ministro, es cuestión de tener la visión de conocer a fondo lo que está pasando.

¿Se está improvisando?

Si, se está improvisando. En Casa Presidencial había una estructura que se ha dedicado a estudiar a fondo el problema de las pandillas que la presidía el general Walter López y que el gobierno pasado no le dio mucha importancia, pero ahí se mantuvo, sin embargo, este gobierno la canceló.

La política antimaras no es reprimiendo, matando o encarcelando a los mareros, usted ve que las cárceles están saturadas; entonces se requiere esa visión de largo plazo para ir resolviendo ese problema.

¿Cómo analiza que se estén cerrando programas como el de prevención de pandillas?

Es un error, pero también se cerró el otro programa de combate de la delincuencia juvenil que estaba en el Ministerio Público. Creo que el trabajo debe ser con conocimiento técnico y científico, no con corazonadas. Se requiere una visión general del país, conocer las raíces del problema y cuando usted conoce las raíces del problema, usted sabe cual es la medicina que debe aplicar. Se necesita una política preventiva y represiva para evitar que se siga incrementando este problema.

¿Hacia dónde nos dirigimos bajo esta situación?

Me parece que si no se adoptan las medidas adecuadas, nadie en Honduras va a tener seguridad, desde ya no la tenemos, solo mire cuantos policías han muerto, porque los pobres policías viven en las zonas marginales y tienen miedo a actuar porque son vulnerables.

Entonces creo que es urgente exigirle al Presidente una definición política y esto puede contar con el auxilio de especialistas, no es cuestión que al Presidente se le va a ocurrir que hacer, él necesita asesorarse de gente técnica y especializada en este tipo de problemas, en la prevención y en el combate a la delincuencia.

¿Ha fallado el general Álvaro Romero en la Secretaría de Seguridad?

Conozco al general Romero, Yo tengo un altísimo concepto de su persona, es uno de los militares más capaces y honesto, pero él está prácticamente solo, recuerde los problemas que hay en la policía que él mismo los ha denunciado. El general no puede ni siquiera dar órdenes porque no le obedecen, no puede ni siquiera sacar a los directores, a los jefes, a la estructura.

¿Le ha quedado grande la camisa al ministro?


La verdad que yo creo que el ministro de Seguridad no debió ser un militar, porque hay celo, hay policías que tiene grados superiores que creen que deben ser los ministros de Seguridad porque ellos han estudiado para eso. Esos policías tienden aceptar más a un civil que no ha tenido nada que ver con el Ejército. Hay policías que son muy buenos, pero no hay colaboración para el general Romero.

¿Le están boicoteando el trabajo?

En alguna medida si hay un poco de eso, porque no hay respeto para él. No hay respeto aunque él se haga respetar y tenga su personalidad; no le dicen que no, pero no hacen las cosas que les piden.

Hay una incomodidad desde el día que se anunció que el general iba para ese puesto y voy a decirle una cosa: hubo incomodidad en la sociedad civil organizada, porque sentían que era un retroceso, pues se luchó por muchos años para no tener una policía militarizada y viene “Mel” Zelaya y se le ocurre nombrar a dos militares; entonces eso fue un retroceso, pues se volvió a militarizar la policía.

La estructura de la policía no quiere que se militarice o sectarice, creo que el presidente debió haber pensado eso, pienso que es más aceptable un civil y debe hacerse una depuración radical de la policía.

¿Cree que es tiempo de cambiar al ministro de Seguridad?

Pues si no va a lograr el control de la policía, yo creo que sí, aunque el Presidente ha dicho que no lo va mover.

El general Romero se ve que tiene contrapesos adentro y afuera, no hay colaboración para él. Él ha comparecido en el Congreso y ha hecho conferencias diciendo lo que está pasando ahí y no se ha hecho lo que él ha dicho.

Yo siempre he creído que no es un problema de ministros, es un problema del presidente, porque mañana la historia no va a juzgar a ningún ministro, la historia va a juzgar al presidente de la República y es él que está llamado a actuar con responsabilidad y respeto con el pueblo hondureño.

 
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