Tegucigalpa
- Las políticas anunciadas por la administración
del presidente, Manuel Zelaya, para frenar la creciente ola de
delincuencia y violencia en el país reviven en grupos de
derechos humanos el fantasma de la doctrina de la seguridad nacional
y de los escuadrones de la muerte.
La coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos
en Honduras (COFADEH), Bertha Oliva, consideró que el plan
de seguridad, batuzado por las autoridades como “Operación
Trueno”, lleva “paulatinamente” a la militarización
de la sociedad “en nombre de la seguridad”.
En su opinión, son decisiones que generarían graves
violaciones a los derechos humanos en el país, “pues
los militares estarán asumiendo funciones que son meramente
de seguridad interior”.
También advierte de la posibilidad de que estas decisiones
socaven las débiles bases de la democracia hondureña,
al promover la participación de agencias y agentes de seguridad
privada en actividades que le competen exclusivamente al organismo
policial.
Oliva estimó que lo más grave es que el nuevo programa
de seguridad lleva a la reactivación de los escuadrones
de la muerte, que en la década de los años 80 causaron
muerte y dolor a por lo menos 184 familias de igual número
de desaparecidos políticos.
“Lo
grave es involucrar en ese proyecto a las agencias de seguridad
privada, porque la mayoría de los dueños de las
empresas de seguridad son militares en retiro y la mayoría
de ellos han sido los que echaron a andar la política de
la doctrina de seguridad nacional que se tradujo en armar escuadrones
de la muerte”, expresó Oliva.
 |
La
operación Trueno busca reducir los altos niveles de
violencia y criminalidad. |
Dijo
que “la mayoría de los dueños de esas empresas
han sido ´escuadroneros´ de la muerte”, entre
los que mencionó a Alexander Hernández y a Billy
Joya, ambos sindicados de ser dirigentes del Batallón 3-16.
“Debería hacerse un análisis político
y jurídico de las complicaciones que eso tiene”,
demandó la dirigente humanitaria.
En su opinión, esta medida llevará a “violaciones
más graves” de los humanos en Honduras.
Según registros de organismos de defensa de los derechos
humanos, en Honduras existen unas 33 compañías de
seguridad legalmente inscritas, que emplean a por lo menos 18.000
hombres.
Pero las mismas organizaciones estiman que estos datos no son
reales, y que al menos 120 empresas se dedican a esta actividad
a nivel nacional, las que estarían empleados al menos a
18.000 hombres.
Oliva dijo que estos datos no son oficiales, pero que los mismos
hacen disparar una señal de alarma, ya que el número
de hombres en armas al servicio de las compañías
privadas de seguridad es considerablemente superior al número
de elementos de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas
juntas.
“Eso es un ejército, un ejército que no tiene
una formación policial, que solo sabe disparar”,
expresó la coordinadora del COFADEH, al tiempo que advirtió
que “las consecuencias y repercusiones en materia de derechos
humanos van a ser gravísimas, ya que la mayoría
de esta gente solo sabe disparar”.
Peligra la gobernabilidad
Asimismo advirtió de que el permitir a las compañías
de seguridad participar en actividades de seguridad, pone en riesgo
la gobernabilidad del país.
“Estamos hablando de 18.000 guardias armados, de un ejercito
con armas que lo controla la empresa privada y militares ligados
a violaciones de los derechos humanos”, señaló.
¿Qué capacidad de gobernabilidad puede tener un
gobernante si se le da mucho poder a estas estructuras?, se preguntó.
“Todo esto se les puede revertir y sino que revisen lo que
paso en Uruguay. Y todo podría pasar en nombre de la seguridad”,
sostuvo.
“Es como estar entregando el poder sin saber que lo está
entregando”, añadió. Oliva dijo que nada de
esto ayuda al país, “pues lo que viene después
de esto es que puede haber un cambio brusco en el poder, y se
pierden los procesos democráticos”.
Oliva dijo estar de acuerdo con que se adopten medidas para enfrentar
los problemas de inseguridad en el país, pero que el proceso
debe incluir medidas encaminadas a atacar las causas reales que
generan este fenómeno.
“Todo
ese presupuesto para remilitarizar la sociedad, para crear
la cultura del ´orejismo´ se debería
de destinar a atacar las causas reales de este problema,
empezando por castigar al que delinque sin importar su condición
social”.
En este proceso, el poder judicial debería de asumir
su rol, de ser el órgano garante de que se está
cumpliendo un Estado de derecho. |
 |
Oliva dijo considerar que el presidente Zelaya y muchos miembros
de su Gabinete han adoptado, y promueven este plan, de buena fe,
porque realmente están preocupados por el problema de la
seguridad en el país.
Pero expresó su desconfianza “de los que están
atrás, los que manejan las cuerdas (del poder), que son
grupos de poder que no están en el poder y quieren volver
al poder, ellos juegan muy bien al ajedrez, ellos sí tienen
claro lo que quieren”, indicó.